viernes, 31 de julio de 2009

Los demonios que desató el MAS

El desafío que tales conflictos plantean al MAS son enormes. Y también para los candidatos opositores que deben dejar de manifestarse

El 31 de octubre del año pasado, en este espacio editorial, decíamos que “entre los 411 artículos del texto constitucional propuesto por el MAS hay dos especialmente peligrosos”. Nos referíamos a los artículos 135 y 136, los que bajo el rótulo de “Acción Popular” introducen a la nueva Constitución “un enorme potencial explosivo”.

Meses después, el 30 de enero del presente año, decíamos que “la ola de avasallamientos de tierras que se ha desatado, cuyos protagonistas afirman que ahora “la Constitución los ampara”, es una pequeña muestra de un fenómeno que sin duda causará gravísimos problemas y, paradójicamente, tendrá al gobierno del MAS entre sus principales víctimas”.

“No podía esperarse otro resultado, --agregábamos-- pues los artículos que comentamos reúnen todas las condiciones necesarias para que ello ocurra. Dicho de manera sintética, lo que se establece a través de ellos es que “la Acción Popular procederá contra todo acto u omisión de las autoridades o de personas individuales o colectivas que violen o amenacen con violar derechos e intereses colectivos. (…) Podrá interponerse durante el tiempo que subsista la vulneración o la amenaza (…) sin que sea necesario agotar la vía judicial o administrativa que pueda existir”.
“¿Podrá ahora alguna autoridad gubernamental negar que la nueva Constitución da lugar a eso y a mucho más?” nos preguntábamos. Y concluíamos afirmando: “Estamos asistiendo sólo a un pequeño anticipo de lo que ya se puede ver venir. ¿Podrá el MAS conjurar los demonios que desató?”

Ahora, de manera casi simultánea, estamos siendo testigos de la magnitud de los “demonios que desató” el MAS. Uno de ellos es el afán de los comunarios de Chapìsirka, en Cochabamba, quienes amparándose en la nueva Constitución Política del Estado se atribuyen derechos de propiedad sobre el agua de la que se abastece Cochabamba y con la que riegan sus terrenos campesinos de los valles.

El otro, cuya gravedad es mucho mayor y hace prever conflictos de gran magnitud, es el relativo a las pugnas entre Petroandina y las comunidades indígenas mosetén, leco, tacana y chimán del norte de La Paz, que se niegan a admitir que la empresa petrolera ingrese al parque Madidi para iniciar la explotación hidrocarburífera de la zona.

En ambos casos, los “indígena originarios campesinos” respaldan sus demandas en las atribuciones que les otorga la Constitución.

El desafío que tales conflictos plantean al MAS son enormes. Pero no debieran ser menos para los candidatos de la oposición, pues no pueden ni deben eludir su obligación de exponer su posición sobre este tipo de problemas que son con los que tendrán que lidiar durante los próximos meses y años.

jueves, 30 de julio de 2009

La expulsión de nuestros héroes

De lo que se trata es de matar a unos héroes para dar vida a otros, los que representan sólo a los indígenas. Los demás, están de más

Después de haber logrado exitosamente expulsar de las páginas de la historia de las luchas por la independencia a los protomártires chuquisaqueños, el pasado 25 de mayo, y de haber intentado hacer lo mismo, aunque sin tanto éxito, con Pedro Domingo Murillo y quienes con él fueron protagonistas de la insurrección paceña, el 16 de julio, el gobierno ha anunciado cuál será el siguiente paso que dará en el proceso de “descolonización”. Será la expulsión, de los billetes y monedas, de todos los mestizos y criollos para sustituirlos por héroes indígenas.
La instrucción ya ha sido impartida al Banco Central. El ente emisor tiene ahora la misión de hacer imprimir nuevos billetes y acuñar monedas con los rostros de Tupak Katari, Bartolina Sisa, Zarate Willca, Apihuayqui Tumpay y otros líderes indígenas que serán convocados para ocupar el lugar que hasta ahora ocuparon personajes involucrados en la construcción de la ex República de Bolivia.
Además de los héroes indígenas, en los nuevos billetes no deberá aparecer ninguna imagen que se pueda asociar con el pasado republicano, sino los sitios naturales que supuestamente tienen un carácter sagrado para los pueblos indígenas. Y por supuesto, la hoja de coca tendrá un lugar privilegiado.
Otra característica de los nuevos billetes y monedas será, según el proyecto, que en ellos no figure la palabra “república”, de la que se ha hecho todo un símbolo de esos 184 años que se pretenden erradicar de la memoria colectiva. Deberá quedar claro que el dinero es del “Estado Plurinacional”.
A primera vista, puede parecer poco cuestionable la idea de que los líderes indígenas sean incorporados, como un acto de justicia histórica, no sólo en los billetes y monedas sino en todo lo relacionado con una visión más completa de la historia de nuestro país. Es innegable que muchos personajes indígenas no recibieron el lugar que merecían en la historia oficial, y está muy bien que se repare esa injusta exclusión.
Nada habría que objetar, por eso, si la propuesta gubernamental consistiera en complementar la galería de nuestros héroes incluyendo a los hasta ahora excluidos. Lamentablemente no es ese el caso, pues lo que se propone no es incorporarlos “además de” sino “en vez de”. Es decir, lo que se propone es excluir a unos para incluir a otros. Matar los símbolos con los que hasta ahora nos identificamos para dar vida a los nuevos, los que representan sólo a los “indígena originario campesinos”. Los demás, están de más.
De lo que se trata este afán de reescribir la historia y reinventar sus símbolos es algo que el actual Vicepresidente lo ha expuesto claramente en más de una oportunidad. Se trata de “quitarles el alma” a las clases medias, a los “q’aras”, a los “blancoides”. Toda una “revolución cultural” ante la que empalidece la experiencia de la China maoísta.

miércoles, 29 de julio de 2009

Si falla el padrón biométrico…

Unir fuerzas alrededor de esa causa podría ser la primera prueba para una coalición que se una alrededor de una causa y no una persona

Desde este espacio editorial, en más de una ocasión, hemos llamado la atención sobre el enorme riesgo en que se está poniendo la democracia boliviana al depositar todas las esperanzas de su preservación en el padrón biométrico. Y no porque pongamos en duda la necesidad y conveniencia de hacer todos los esfuerzos para devolver la transparencia a los procesos electorales, sino porque son muchas las razones que hacen temer que las dificultades que deberá afrontar el empadronamiento son mayores de las que se quiere creer.
Ante la posibilidad de que tales dificultades impidan que el proceso se desarrolle como sería de desear, el oficialismo, con el apoyo de una de las fracciones en que está dividida la bancada parlamentaria de Podemos, tiene lista una propuesta alternativa. Consiste, como es bien sabido, en realizar las elecciones con un padrón mixto.
La oposición, en cambio, dividida como está, no ha logrado articular un plan de acción para afrontar tal eventualidad, lo que refleja la falta de un liderazgo opositor que esté a la altura de las circunstancias.
Esa ausencia de liderazgo, que contrasta con la abundancia de candidatos, es la principal carencia de los proyectos políticos que están en gestación. Es tan grande el vacío que no hay quién dispute al oficialismo la iniciativa en el escenario político nacional.
De los muchos aspirantes a candidatos, hay uno sólo que, aunque tímidamente, se ha animado a proponer un camino a seguir ante la posibilidad de que el empadronamiento biométrico no se realice en los plazos previstos. Es Víctor Hugo Cárdenas, quien ha propuesto que ante tal eventualidad, las elecciones generales se posterguen.
Esa posibilidad ha sido de antemano descartada por el oficialismo. Y la oposición parlamentaria, como ya es habitual, se ha resignado sin dar batalla, dándose derrotada de antemano, dejándose vencer con el argumento de que postergar el acto electoral sería vulnerar un mandato constitucional.
Tal argumento, sin embargo, es de lo más deleznable por lo que no tendría que ser difícil que algún líder opositor encabece una campaña para desvirtuarlo. Razones y argumentos legales para tal propósito no faltan.
Es de esperar que no sea necesario llegar a ese punto, pero por una elemental previsión política los aspirantes a liderar en el futuro inmediato a la oposición tienen la obligación proponer un plan de acción alternativo al que, como se puede prever, el oficialismo pondrá en marcha a partir el 23 de agosto próximo.
Víctor Hugo Cárdenas ya ha propuesto contrarrestar la propuesta oficialista de utilizar un padrón mixto con la de postergar las elecciones. Corresponde ahora que la idea se plasme en un plan de acción. Unir fuerzas alrededor de esa consigna podría ser la primera prueba para una coalición que se una alrededor de una causa y no sólo de una figura individual.

martes, 28 de julio de 2009

Los desafíos de la oposición

Es mucho lo que la oposición debe hacer para ponerse a la altura del reto. Escoger al mejor de los candidatos es sólo uno de ellos

Los resultados de una encuesta sobre la manera como la ciudadanía valora a los diferentes aspirantes a candidatos a la presidencia para las próximas elecciones generales, han dado lugar a múltiples comentarios y repercusiones. Han contribuido así a poner un poco de claridad en un escenario enturbiado por la excesiva cantidad de postulaciones, la mayor arte de las cuales, como se ha podido ver, carece de sólidas bases.

Entre los muchos datos que aporta el estudio que comentamos hay uno que es el principal. Es que ninguno de los aspirantes a candidatos reúne por sí sólo las condiciones necesarias para encabezar una fórmula vigorosa, por lo que sólo un esfuerzo conjunto hará posible que la oposición democrática logre hacer frente con alguna posibilidad de éxito a la fórmula oficialista.
Es tan evidente eso, que la presión de los amplios sectores de la población que esperan una alternativa política seria ya se ha dejado sentir. Ha quedado claro que todos los aspirantes a candidatos, menos uno, tendrán que renunciar a sus expectativas personales en aras de una causa superior.

Atendiendo esa demanda ciudadana, ya los principales aspirantes han expresado su predisposición a dar un paso al costado si así lo imponen las circunstancias. Sin embargo, todavía todos creen que deben ser la figura central de un frente amplio. Pese a ello, ya es un buen avance el que haya quedado clara la idea de que deberá ser sólo uno el que encabece una fórmula común.

Ese paso, pese a lo importante que es, no es sin embargo suficiente para despejar el riesgo de una dispersión de voluntades. Es que tras cada uno de los candidatos a la presidencia hay decenas de aspirantes a diputados y senadores y todos ellos, tras bambalinas, actúan con el propósito de beneficiarse con una postulación. Son tantos y tan mezquinos los intereses que se juegan en esa segunda línea, que serán sin duda un factor perturbador.

Una segunda constatación es que hace falta también elaborar un programa político sostenido en un cuerpo doctrinario, en un ideario que sea un punto de referencia, más allá de las elecciones y por encima de las cualidades o defectos de las personas.

Y tan o más importante que lo anterior es la necesidad de que el esfuerzo se plasme en una sólida organización política. La experiencia de los últimos tres años demuestra que de nada sirve una coalición si ésta tiene como único horizonte el acto electoral. Hace falta, además, que tenga la cohesión suficiente para no diluirse al día siguiente de las elecciones, como ocurrió con lo que fue Podemos.

Es pues mucho lo que la oposición debe hacer si quiere ponerse a la altura del reto que tiene al frente. Escoger al mejor de los candidatos es sólo uno de ellos.

lunes, 27 de julio de 2009

Las ideas en la carrera electoral

Tan importante como criticar los errores y defectos de nuestros líderes es destacar sus aciertos, aunque éstos sean excepcionales

Entre las muchas críticas que con razón se suelen hacer a los aspirantes a candidatos de la oposición para las próximas elecciones generales hay una que es probablemente la más importante aunque no la que más atención recibe. Se trata de la ausencia de un ideario, de propuestas, planes y programas alternativos a los que en abundancia tiene la fórmula oficialista.

En medio de tan gran vacío hay, sin embargo, una excepción. Y merece ser destacada porque para que las ideas reciban la atención que les corresponde es imprescindible que los medios de comunicación, y a través de ellos la opinión pública, exijan a quienes pretenden gobernar el país algo más que una vocación de caudillos.

La excepción a la que nos referimos es la campaña “Pongamos a Bolivia a Trabajar” que desde hace ya varios meses realiza Samuel Doria Medina para elaborar, con la participación de diversos grupos de ciudadanos involucrados en actividades productivas, una proyecto de futuro basado en el espíritu emprendedor de la gente.

Muchas cosas se le pueden criticar al jefe de Unidad Nacional. El que después de tanto tiempo dedicado a la actividad política no haya logrado construir una estructura orgánica sólida es una de ellas. Es tan grave esa falencia, que limita enormemente sus posibilidades de éxito.

Pero tan importante como criticar los errores y defectos de nuestros líderes es destacar sus aciertos. Y al hacerlo, no puede dejar de destacarse lo meritorio que es ir más allá de las consabidas críticas al régimen gobernante para complementarlas con una propuesta alternativa.

Tal manera de encarar la pugna por hacerse merecedor de la confianza y el apoyo de quienes esperan un buen liderazgo opositor ya le ha dado buenos réditos al empresario paceño. Como lo indican las encuestas sobre la aceptación de los diferentes aspirantes a candidatos, ha logrado ubicarse como entre los favoritos. Ha logrado articular un mensaje que por lo que se ve es muy bien acogido por la ciudadanía y eso, en un ambiente caracterizado por la pobreza del debate ideológico, es algo digno de resaltar.

Es de esperar, por eso, que los otros aspirantes a candidatos no esperen mucho tiempo antes de hacer algo similar. Como ya se ha visto, ninguno de ellos puede contar con su imagen personal como elemento aglutinador de la oposición, por lo que resulta imprescindible que la competencia tenga en las ideas y propuestas el elemento principal.

Mientras tanto, aunque el jefe de Unidad Nacional no lograra encabezar una fórmula capaz de asumir el reto que le espera debido a las limitaciones mencionadas, sí se puede afirmar que ya se ha ganado un lugar privilegiado en escenario político del próximo futuro. Ojalá que el capital político así acumulado sea puesto al servicio de una causa superior y no de intereses personales.

domingo, 26 de julio de 2009

Incertidumbre que no se despeja

Abundan los motivos para dudar de la sinceridad con que unos y otros expresan sus deseos de que el empadronamiento se realice exitosamente

Dando una muy elocuente prueba de lo importantes que son las instituciones independientes del poder político para la preservación de un sistema democrático, el “Órgano Electoral Plurinacional”, la antigua Corte Nacional Electoral, ha salido al paso de las pretensiones gubernamentales de echar por tierra la construcción del Patrón Biométrico, con lo que además de haber impedido otro triunfo político del MAS ha mantenido viva la confianza del país en su idoneidad.

Ha sido muy oportuna la firmeza con la que los vocales se han opuesto al propósito oficialista, pues si el asunto quedaba en manos de las bancadas opositoras en el Congreso Nacional, hubiera sido inevitable que se aseste un nuevo golpe a la ya tan debilitada democracia boliviana.
El asunto, sin embargo, no ha quedado del todo resuelto. Lo que se ha abierto es sólo una tregua cuya fecha de expiración ya ha sido fijada. Es el 23 de agosto, cuando se evaluará el avance del proceso de empadronamiento. Y la amenaza se mantiene en pie. Si hasta esa fecha no se constata que el registro biométrico puede ser concluido exitosamente se volverá a poner en duda la realización de unas elecciones que merezcan la confianza colectiva.

No es pues nada fácil la posición en que se ha puesto al Órgano Electoral. Muy por el contrario, y a pesar de las ya comprobadas buenas intenciones de quienes conforman tal institución, son muchas las dudas que todavía existen sobre la posibilidad de que el empadronamiento avance según el cronograma fijado. Y mayores aún son las razones para temer que, aunque eso ocurriese, no sea suficiente para garantizar la transparencia que se espera.

Los motivos para las dudas son muchos. Los pobres resultados que hasta ahora ha arrojado la aplicación del sistema de registro biométrico para el control del pago de la renta de vejez, el que funciona con un margen muy alto de error, hacen temer que algo similar ocurra cuando se ponga a prueba el nuevo sistema. Experiencias de otros países también permiten prever que es muy grande la posibilidad de que llegado el momento, el nuevo padrón no funcione como se espera.
A las dificultades técnicas se suman las políticas. Es que abundan los motivos para dudar de la sinceridad con que tanto el oficialismo como las múltiples fracciones de la oposición declaran su predisposición a participar en las elecciones de diciembre con un nuevo padrón. El oficialismo, por razones ya conocidas; y la oposición, porque al no haber logrado organizarse adecuadamente puede caer en la tentación de buscar una postergación del acto electoral.

Así, todo parece indicar que en el fondo, nadie quiere en verdad que el proceso avance exitosamente. Lo que hace temer que dentro de un mes estemos en la misma incertidumbre, con la agravante de que el tiempo para enmendar errores estará ya prácticamente agotado.

sábado, 25 de julio de 2009

Venezuela en la antesala del socialismo

Bien haría la oposición boliviana en mirar más allá de sus limitados horizontes si no quiere correr la misma suerte que la venezolana

Mientras la oposición venezolana continúa tan dispersa y desorientada como hace diez años, vaticinando la pronta caída de Hugo Chávez, depositando todas sus esperanzas en un desmoronamiento de la economía que no hay cuando se produzca, o en que algún sector de las Fuerzas Armadas siga lo que les parece un buen ejemplo de los militares hondureños, el régimen chavista continúa avanzando a paso firme y sostenido hacia la consolidación del “Socialismo del Siglo XXI”.

El próximo paso ya ha sido anunciado. Será la aprobación en la Asamblea Nacional de un paquete de cuatro leyes con las que el gobierno se propone montar la estructura legal para “romper el modelo de producción capitalista como forma de regir nuevas relaciones de producción”.
Las cuatro leyes que han sido puestas en la agenda parlamentaria “para ajustarlas a los lineamientos del Plan Socialista Simón Bolívar 2007-2013” son la de Planificación Pública, de Propiedad Social, de los Consejos de Trabajadores y la reforma a la Ley Orgánica del Trabajo, están en la agenda parlamentaria. Según anuncia el gobierno chavista, el objetivo es transferir el control de los medios de producción a los trabajadores para poner fin a la propiedad privada “como forma para apropiarse de las ganancias del productor y el desplazamiento del mercado para sustituirlo por la ‘planificación consciente’”.

Además de ello, a través de la Ley Orgánica de Planificación Pública, lo que se propone el régimen es legalizar un sistema mediante el que la transferencia de dinero a las regiones dependa de que los gobernantes sigan o no la línea del programa socialista.

Ley de Propiedad Social, por su parte, busca desarrollar un modelo de propiedad social basado en las Empresas de Producción Social. Eso se complementará con la Ley Orgánica del Trabajo, mediante las que se conformarán “Consejos de Trabajadores Socialistas” que intervendrán en la gestión de las empresas públicas y privadas.

Para alcanzar tan ambiciosos objetivos antes de fin de año ya están movilizadas todas las fuerzas del oficialismo. La oposición, en cambio, sumida como está en sus pugnas internas, no logra poner orden en sus ideas ni en propias filas y prefiere seguir, como lo viene haciendo desde hace ya más de diez años, subestimando a sus rivales y alentando infundadas ilusiones en la fragilidad del proyecto socialista.

Como es fácil constatar, las semejanzas con lo que ocurre en nuestro país son muchas. Sería pues bueno que la oposición democrática boliviana haga un esfuerzo para mirar un poco más allá de sus limitados horizontes y extraiga de Venezuela las lecciones necesarias para no correr similar suerte que la con su ineptitud y ceguera se ganaron sus pares venezolanos. De otro modo, en el futuro de nada servirán los quejidos lastimeros.

viernes, 24 de julio de 2009

Otra anodina cumbre del Mercosur

La cumbre del Mercosur es una muestra más de la profundización de las discrepancias políticas e ideológicas entre los países de la región

En medio de una coyuntura política internacional más compleja de lo habitual, ayer se inauguró en Asunción la XXXVII Cumbre de Mercosur en un ambiente signado por el escepticismo sobre el futuro de éste que, tal como van las cosas, se perfila como uno más de los muchos intentos frustrados de integración económica regional.
El escepticismo no es infundado. Y la más clara muestra de lo lejos que está el Mercosur de alcanzar los objetivos para los que fue creado es la agenda que regirá las deliberaciones de la cumbre presidencial. Temas como la unión aduanera, el sistema de distribución de la renta aduanera, la eliminación del doble cobro de la tarifa externa común y varios otros que enrarecen las relaciones comerciales entre los países miembros, que son los que tendrían que ocupar la atención de los participantes, fueron relegados a un plano muy secundario y su lugar será ocupado por el golpe de Estado de Honduras y la pandemia de gripe AH1N1.
Otra muestra del estancamiento en que está sumido el Mercosur es el relativo a la incorporación de Venezuela en calidad de miembro pleno. Como se recordará, hace ya tres años que los cuatro países que fundaron el bloque regional aprobaron el ingreso del país gobernado por Hugo Chávez, pero el protocolo hasta ahora solamente ha sido refrendado por los parlamentos de Argentina y Uruguay, lo que dice mucho de la naturaleza y magnitud de las discrepancias que paralizan el proyecto integrador. La ausencia de Rafael Correa, y la incertidumbre en que hasta el último minuto mantuvo Chávez sobre su eventual participación o ausencia, son otros dos indicadores de lo dicho.
Como si tantos motivos para relegar los temas económicos que se supone son los que dan razón de ser al Mercosur no fueran suficientes, el presidente de Bolivia, Evo Morales, a pesar de no ser miembro pleno del grupo, lanzó horas antes de la inauguración una propuesta que, por las circunstancias y el contexto en que fue lanzada, contribuyó a acrecentar las suspicacias que enrarecen el ambiente de la cumbre presidencial. Anunció su decisión de proponer a la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) la constitución de una escuela “de defensa regional” para cerrar las puertas a la influencia militar estadounidense en la región, ante lo que los gobiernos de Chile y Paraguay ya hicieron conocer su preocupación.
Así las cosas, todo parece indicar que de esta cumbre presidencial sólo se pueden esperar las consabidas declaraciones líricas y algún pronunciamiento contra la gripe porcina. Y aunque Brasil y Chile no desaprovecharán la ocasión que les presenta el caso hondureño para poner un nuevo límite al liderazgo que Chávez intenta adjudicarse sobre la región, no se vislumbra nada que devuelva la vida a otro proyecto de integración que languidece.

jueves, 23 de julio de 2009

Vientos de guerra en Latinoamérica

Honduras es el foco desde donde se irradia el conflicto, por lo que es de esperar se imponga la posición unánime de la diplomacia mundial



Aunque no es posible precisar si es por pura casualidad, o porque entre ellos hay relaciones de causalidad, lo que parece lo más probable, durante las últimas semanas se ha desencadenado en Latinoamérica una serie de acontecimientos que hacen temer por el futuro de la paz.
El golpe de estado de Honduras ha sido el detonante. Es lo que marcó el inicio de un proceso que tiende a extenderse a toda la región en lo geográfico, y a hacernos retroceder en el tiempo a cuando las diferencias ideológicas se dirimían a través de los más brutales métodos de acción política.

Los factores que alientan el temor de tan indeseable posibilidad son muchos, pero la tozudez con que los golpistas hondureños persisten en su afán de imponer en su país un régimen repudiado de manera unánime por toda la comunidad internacional es el principal. Pero no el único, pues tras él se vislumbra el resurgimiento a escala continental de corrientes que recuerdan con nostalgia los años de las dictaduras militares y sus métodos.

Es tan profunda la brecha que se está abriendo ante tal perspectiva, que no es sólo en Centroamérica donde los primeros soplos de nuevos vientos de guerra se comienzan a sentir. En Estados Unidos, por ejemplo, la antigua pugna entre el desplazado sector más conservador del Partido Republicano y la corriente ahora encabezada por Barack Obama se ha reactivado, y después de mucho tiempo se perciben señales de disociación en la Casa Blanca.

Más cerca de nosotros, la decisión del Comando Sur estadounidense de incrementar su presencia militar en Colombia y su correlato, la desenfrenada carrera armamentista en la que Venezuela se ha embarcado, son otro factor que aviva los temores.

En ese contexto, los informes filtrados a la prensa antes de hacerse oficiales, según los que Venezuela merece el calificativo de “narcoestado”, y las renovadas acusaciones contra el gobierno de Ecuador sobre supuestos vínculos con las FARC, dan también algunas pistas sobre el rumbo hacia donde pueden encaminarse los hechos.

Por si todo lo anterior fuera poco, el Ministro de Exteriores de Israel, Avigdor Lieberman, ha iniciado una gira por varios países de la región con la explícita intención de tejer alianzas para contrarrestar la influencia iraní, país que ya cuenta con importantes aliados, entre los que se cuenta Bolivia. Así, la posibilidad de que Latinoamérica se involucre activamente por primera vez en los conflictos del Medio Oriente suma un motivo más para ver con preocupación el curso de los acontecimientos.

En tales circunstancias, y al ser Honduras el foco desde donde amenaza irradiarse el conflicto, sólo cabe esperar que los esfuerzos que hace la diplomacia del mundo entero para apagar la mecha encendida por tan repudiado golpe de Estado den sus frutos antes de que sea demasiado tarde.

miércoles, 22 de julio de 2009

Sociedades permisivas con el poder

Cabe también preguntar si la oposición política no es, a su vez, la máxima expresión, y la única posible, de unas élites desfallecientes

Hace unos días, en esta misma página, se publicó un artículo titulado “Sociedades permisivas con el poder” en el que uno de nuestros columnistas, quien además es Jefe de Redacción del matutino colega La Prensa, comentaba un reciente artículo del semiólogo italiano Umberto Eco a propósito de los constantes escándalos protagonizados por Silvio Berlusconi en su país.
En el artículo citado, Eco hace una afirmación categórica: “El problema de Italia no es el presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi, sino la misma sociedad italiana ‘enferma’ que le permite acumular poder”. Así, el autor de “El nombre de la rosa” respalda con su firma un muy viejo y conocido adagio según el cual “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”.
Como acertadamente hace notar el comentarista, las reflexiones de Umberto Eco son plenamente aplicables no sólo a su país, Italia, sino a cualquier sociedad políticamente organizada. Bolivia, por supuesto, no es una excepción, por lo que bien vale la pena reflexionar sobre el grado de responsabilidad que corresponde al conjunto de la sociedad por la calidad de sus gobernantes y sus instituciones políticas.
De lo que se trata, como indica el artículo que comentamos, es de que nos preguntemos “hasta qué punto las “mayorías”, esas a las que apunta el poder democrático y constitucional como la voz del pueblo y como soberano pleno de cualquier Estado, no forman parte —con sus consensos, respaldos y silencios— de procesos que, por largos periodos históricos, permiten a las élites políticas ejercer su poder con impunidad”.
Al aplicar ese razonamiento al caso boliviano, cabe preguntar: “¿cuán permisiva es la sociedad boliviana con el presidente Evo Morales? (…) ¿A cuántos realmente preocupan sus pulsiones autoritarias? ¿En qué medida esas mayorías que hoy lo ven como el único líder le permiten sus atropellos a los otros poderes, a la libertad de expresión y a los derechos humanos en razón de la política justiciera con el viejo sistema político?”, entre otras.
Como es fácil constatar, buscar explicaciones a los fenómenos políticos en el alma colectiva de una sociedad más que en las virtudes o defectos de los eventuales gobernantes puede dar lugar a muy fértiles reflexiones. Pero en el caso boliviano, el ejercicio resultaría excesivamente parcial, por lo incompleto, si no se lo aplicara también a las corrientes de oposición.
Así, si se asume que el gobierno del MAS, con todas sus cualidades y defectos, es la más fiel expresión de la cultura, los valores, las ideas y los intereses predominantes en la sociedad boliviana de hoy, cabría también preguntar si la oposición política actualmente existente no es, a su vez, la máxima expresión, y la única posible, de unas élites a las que la historia de su propio país les quedó demasiado grande.

martes, 21 de julio de 2009

Una contradicción fundamental

“Fobomade versus Pedroandina” es la fórmula que sintetiza un conflicto de visiones que ya no pueden convivir en el seno gubernamental

Una serie de noticias ha comenzado a sacar a luz durante los días un profundo conflicto de visiones en las filas del oficialismo. Un conflicto al que en días pasados calificamos en este espacio editorial como el punto más débil del andamiaje ideológico sobre el que sostiene el “proceso de cambio”.
“Habrá que ver cómo sale el gobierno del entuerto en que se ha metido”, decíamos, y las primeras muestras de las dificultades que el asunto trae consigo ya las hemos comenzado a ver a través de las muy agresivas declaraciones del Ministro de Hidrocarburos contra “la intromisión de organizaciones extranjeras” que se proponen “frenear los planes del gobierno para realizar tareas de exploración y explotación de hidrocarburos en el norte de La Paz”. Se refiere, como ya lo dijo antes el Presidente Morales, a ciertas ONG que “pretenden confundir al pueblo y especialmente a los indígenas de Bolivia”.
Las ONG contra las que ahora se dirige la artillería gubernamental son muchas. Pero entre ellas se destaca el Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Fobomade), la misma que durante muchos años estuvo encabezada por el actual Contralor General del “Estado Plurinacional”. Se trata de una de las organizaciones que más influyó en todo el proceso que condujo a hacer de Evo Morales y el MAS una especie de icono mundial de las corrientes que han hecho del fundamentalismo ecológico uno de los principales arietes del anticapitalismo global.
El Fobomade, que articula a organizaciones sociales, productivas, académicas, grupos juveniles, parlamentarios, ecologistas, es uno de los eslabones de una muy poderosa red de ONG que han adquirido enorme influencia en todo el mundo. Es la misma red que jugó un papel decisivo en el proceso que condujo a los sangrientos enfrentamientos en Perú, cuando los indígenas de la amazonia peruana se movilizaron para impedir que el gobierno de Alan García lleve a cabo su plan de explotación hidrocarburífera.
Ahora, cuando la defensa del medio ambiente ya no es sólo cuestión de fáciles discursos ni de artículos irresponsablemente impuestos en la nueva Constitución Política del Estado, parece haber llegado la hora de las definiciones. “Fobomade versus Pedroandina” es la fórmula como se puede sintetizar un conflicto de dos visiones que hasta ahora convivieron pacíficamente, pero que, por lo profundas que son sus contradicciones, tendrán despojarse de las máscaras que hasta ahora tan buenos réditos les dieron.
Habrá que ver pues cuán consecuentes con su causa son los unos y cuán dispuestos a sacrificar el pragmatismo económico están los otros.
Mientras no se conozca el desenlace de la pugna, hay algo seguro. Es que Alan García debe estar muy sonriente disfrutando del espectáculo.

lunes, 20 de julio de 2009

El estigma de la coca

…primero están el país y sus intereses, después la coca y los cocaleros. Algo que el Gobierno actual debiera empezar a tomar en cuenta.

El Gobierno actual le asigna importancia extrema al problema de la coca. Como consecuencia de ello ajusta sus políticas sobre el tema a criterios que favorecen a cuantos viven de un producto que difícilmente puede disociarse de la elaboración ilegal de cocaína, a la cual sirve de materia prima.Pero el país no vive de la coca, sino de su producción hidrocarburífera, minera, agropecuaria, textil y artesanal. En estos renglones se congregan empresarios, trabajadores y artesanos. Hablamos de un elevado porcentaje de la población empresarial y laboralmente activa, a favor de la cual, en lo que va de esta gestión de Gobierno, no se ha hecho todavía lo suficiente para un despegue sostenido en proyección de crecimiento y efecto multiplicador de fuentes de trabajo.En cambio, cocaleros de Chapare y Yungas merecieron especial atención. Resultaron favorecidos por una serie de medidas y disposiciones, todas ellas, encuadradas en el argumento, acuñado en un gobierno de triste memoria, de que la "coca no es cocaína" y en el alegato de que el vegetal ofrece muchas posibilidades de rédito si es objeto de industrialización.El universo demográfico, económico y social de los cocaleros no es muy grande. Se trata de apenas 40.000 familias campesinas de Chapare y de un número levemente superior a éste en Yungas. Digamos que asciendan a 100 mil los campesinos cuya economía depende del cultivo de la coca. La cifra equivale a un minúsculo segmento de la colectividad boliviana. En Bolivia somos más de 9 millones a favor de los cuales se debe gobernar si se quiere hacerlo con visión de país.La producción total de coca supera en mucho a la demanda de consumo tradicional. Todo el excedente va a parar a las pozas clandestinas de maceración donde se elabora el sulfato de cocaína. El producto sale después al exterior por una serie de rutas a través de países vecinos, llegando a destinos finales como Estados Unidos, Europa y Asia. Que aquello ocurre lo acredita el creciente volumen de las incautaciones de droga en diferentes ciudades del país. Simple y llanamente, la producción de cocaína en Bolivia aumenta en forma proporcional al incremento de las plantaciones excedentarias o ilegales de coca, respecto a las cuales se dispone en el exterior de datos cuantitativos recogidos por levantamientos satelitales.Creemos que el asunto de la coca debe ser encarado más con criterio realista y técnico que político. Lamentablemente, se viene haciendo esto último y no lo primero. Al cabo, los cocaleros constituyen la clave inicial del exitoso recorrido que hizo el MAS del gremialismo a la política y, por último, al poder. Pero primero están el país y sus intereses, después la coca y los cocaleros. Algo que el Gobierno actual debiera empezar a tomar en cuenta.

domingo, 19 de julio de 2009

La oposición en su laberinto

A la oposición democrática le quedan sólo dos caminos. O hace algo serio, o empieza a buscar pretextos para justificar su fracaso

Mientras el tiempo corre inexorable y los plazos establecidos por el calendario electoral se van venciendo, el escenario político de nuestro país continúa enturbiándose en vez de aclararse como sería de esperar. Con cada día que pasa aumentan las señales de desconcierto en las filas de la fragmentada oposición y el oficialismo, con la tranquilidad que le da la ausencia de un rival digno de respeto, mueve sus fichas preparando lo que espera sea su victoria final.

Es penoso pero no sorprendente el panorama que se vislumbra. Es que después de más de tres años de una confrontación en la que ninguna de las fracciones en que está dividida una de las partes –la oposición— ha logrado reponerse de los golpes recibidos, es poco lo que se puede esperar. Lo que ya no es admisible es que ni ese poco que se espera lo puedan dar.

No hay, por lo menos hasta ahora, nada que alcance para alentar la esperanza en la conformación de una oposición democrática capaz de ponerse a la altura del enorme reto que tiene al frente. Los aspirantes a candidatos continúan multiplicándose pero ninguno de ellos ofrece algo más que sus buenos deseos. Ninguno logra salir de la soledad y eso dice mucho de lo lejos que están de llenar un vacío que, por lo grande que es, para ser llenado requiere mucho más que ambiciones personales.

Todos los aspirantes a candidatos se presentan como artífices de un proyecto de país alternativo y mejor al que encabeza el MAS. Pero al ver los resultados de sus afanes, resulta inevitable poner en duda sus posibilidades reales. Ninguno ha logrado datarse de una organización política que los respalde y tampoco han podido, hasta ahora, ofrecer un ideario, un conjunto de ideas que resulte atractivo para sus potenciales seguidores. Nadie puede ofrecer nada mejor que su propia imagen y eso, como es evidente, resulta del todo insuficiente.

Lo visto durante los últimos meses ha demostrado que no pueden ser las cualidades de un individuo las que sirvan de eje articulador de una alternativa democrática, lo que obliga a pensar en algo mejor que el mesianismo o, lo que es peor, el caudillismo.

Ya que no ha surgido un líder cuyo carisma haga prescindibles los otros dos factores que hacen posible el éxito político –ideas y organización— lo sensato sería que la oposición concentre sus esfuerzos en esos tan subestimados dos elementos. Pero tampoco eso se vislumbra. No hay ideas, sino desgastados eslóganes, y de organización… absolutamente nada.

Ante tal panorama, la oposición tiene sólo dos caminos. O se pone a la altura de las circunstancias y aprovecha el poco tiempo que le queda para hacer algo serio, o persevera en la majadería y comienza a buscar pretextos para justificar su fracaso. Es de esperar que opte por lo primero.

sábado, 18 de julio de 2009

Venezuela en la mira estadounidense

Hay motivos para temer que las tensiones entre EE.UU. y Venezuela y sus aliados, lejos de disminuir, ingresen a una nueva fase de agresividad

Aunque aún no se ha hecho público, un informe del Congreso de EE.UU. según el cual Venezuela merece ingresar a la categoría de “narcoestado” por el papel que ese país juega en el comercio internacional de drogas, ya ha introducido un elemento de tensión más a las ya frágiles relaciones entre ambos países.
El documento, al que de manera casi simultánea tuvieron acceso dos de los más influyentes diarios europeos, el londinense Financial Times y El País de España, contiene afirmaciones que por su grueso calibre permiten suponer que lejos de encaminarse hacia una normalización, como se suponía, las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela se aproximan al punto de ebullición.
El informe elaborado por pedido del Comité de Relaciones Exteriores del Congreso estadounidense, revela que “el contrabando de cocaína a través de Venezuela se cuadruplicó entre 2004 y 2007 y que la Guardia Nacional venezolana coopera con los traficantes de estupefacientes colombianos”. Afirma, además, que “un alto nivel de corrupción dentro del Gobierno venezolano, del Ejército y de otras fuerzas de orden contribuye a la creación de este clima de permisividad”.
Como era de prever, la difusión extraoficial del informe --lo que no suele ocurrir por descuido o por azar-- ha dado ya lugar a una muy agresiva respuesta venezolana expresada de dos maneras diferentes: la oficial, y la de los mensajes indirectos. La primera estuvo a cargo del Ministro del Interior venezolano, Tareck el Aissami, quien se ha limitado a afirmar que “EE.UU. no puede juzgar a ningún país por su lucha contra el narcotráfico”. Pero como es habitual en estos casos, más elocuente que lo que se dice oficialmente es lo que se expresa por vías menos formales. Es el caso de los discursos de Hugo Chávez y sus aliados, cuya habitual agresividad ha subido de tono hasta alcanzar el de una belicosidad poco común en tiempos de paz.
La tensión ocasionada por el golpe de Estado que tuvo lugar en Honduras hace tres semanas ha sido el pretexto perfecto para que Hugo Chávez y sus aliados den rienda suelta a su beligerancia. Han llegado a amenazar con desencadenar una guerra civil a escala continental y, dadas las circunstancias, cada vez son menos quienes creen que se trata de simples bravuconadas.
En el otro frente, las señales tampoco se reducen a las que se transmiten a través de informes filtrados, como el que comentamos. El Comando Sur de EE.UU. ha estrenado un nuevo comandante que ha debutado dirigiendo amenazadoras frases a Venezuela, y los republicanos sostienen que que ha llegado la hora de “como mínimo, una revisión profunda de la política de Estados Unidos hacia Venezuela”, y “otros países afectados”. Hay pues motivos para temer que el futuro inmediato no llegue con buenas noticias.

viernes, 17 de julio de 2009

Entre la Pachamama y el petróleo

Habrá que ver cómo sale el gobierno del entuerto en que se ha metido. Tras él se esconde el punto más débil del “proceso de cambio”

Cuando durante los primeros días del pasado mes de junio en la selva amazónica peruana se desencadenaron cruentos enfrentamientos entre indígenas y fuerzas policiales, el presidente boliviano no pudo disimular su plena identificación con la causa de los “indígena originarios campesinos”. Fue tan franca y abierta su toma de partido, que llegó a poner en muy serio riesgo las relaciones diplomáticas con el más cercano de nuestros vecinos.
En el caso peruano, desde el punto de vista de Evo Morales, la línea que separa el bien del mal era tan nítida que no había ni el más mínimo lugar a dudas. Ahora, poco más de un mes después, no parece tener tan claras las cosas. Es que ante un manifiesto difundido por las principales organizaciones indígenas de nuestro país, en el que en nombre del medio ambiente cuestionan las operaciones petroleras que YPFB promueve en la amazonia boliviana, ha montado en cólera.
Los argumentos esgrimidos por los indígenas bolivianos son idénticos a los que condujeron a sus congéneres peruanos a arremeter contra el gobierno de Alan García. Exigen que se les consulte y se respeten sus decisiones sobre las actividades mineras e hidrocarburíferas en sus comunidades. Y que se detengan los trabajos petroleros que se han iniciado porque “atentan contra el medio ambiente, la salud y la vida de las comunidades”. El guión es exactamente el mismo.Hasta ahí, nada sorprendente. Pero el asunto comienza a adquirir un aspecto digno de atención cuando se constata que los argumentos con los que Evo Morales responde a las exigencias de los indígenas en cuyo nombre gobierna son también exactamente iguales a los empleados por Alan García cuando tuvo que enfrentar similar desafío.
"Algunas ONG usan a algunos dirigentes sindicales o al movimiento indígena para oponerse y se oponen y no nos facilitan las licencias ambientales para que haya más pozos y más petróleo”. “Los están “manipulando” y “confundiendo” con intereses políticos”. “Algunas ONG decían “Amazonía sin petróleo (...) eso quiere decir que no haya gas ni petróleo para los bolivianos. Entonces ¿de qué Bolivia va a vivir si algunas ONG dicen Amazonía sin petróleo?". Esas son algunas de las frases cuyo contenido parece calcado, aunque no la forma, de alguno de los discursos con los que Alan García intentó persuadir a los indígenas peruanos que en nombre de la defensa del medio ambiente fueron llevados a morir y matar.
Habrá que ver cómo sale el gobierno del entuerto en que se ha metido. Los taladros venezolanos están listos en el norte paceño para penetrar en la “Pachamama”, y los “indígena originarios campesinos” en pie de guerra para evitar que esa violación se produzca. Enorme dilema tras el que se esconde el punto más débil del “proceso de cambio”.

jueves, 16 de julio de 2009

El 16 de Julio y la nueva historia

La verdad de los hechos resulta muy incómoda para un proyecto político que se propone reinventar el pasado y reescribir la historia

Los actos con los que se conmemora el segundo centenario de la insurrección que se produjo en La Paz el 16 de julio de 1809, ha dado lugar, tal como ocurrió con motivo del bicentenario del “grito libertario” del 25 de mayo, a intensas disputas que tienen como principal objetivo imponer en la mentalidad colectiva una cierta interpretación de la historia.
La historia se convierte así en uno más de los muchos escenarios donde se confrontan dos visiones del pasado y del presente y se proyectan hacia el porvenir. Reinventar el pasado es parte de una “reinvención del futuro”, por lo que la batalla ideológica que tiene lugar en los actos conmemorativos resulta de primordial importancia.
En el caso de las celebraciones que tuvieron lugar en Sucre el 25 de mayo pasado, la pugna fue explícita. Los sucrenses tuvieron sus festejos y el Presidente Morales organizó los suyos, dando la espalda a lo que desde su punto de vista resulta lo más representativo de esa Bolivia que se propone destruir. Gran parte de los esfuerzos propagandísticos del gobierno estuvieron dirigidos a minimizar, a borrar incluso de la memoria colectiva todo lo relacionado con el proceso que derivó en el nacimiento de la República.
Algo similar quisieran hacer en La Paz los ideólogos de la “descolonización”. Pero por múltiples razones, expulsar de la historia a personajes como Pedro Domingo Murillo y “la tea que dejó encendida” no es tan fácil. Retirar del pedestal en que la historia oficial puso a los “protomártires” de la revolución paceña es poco menos que imposible, por lo menos por ahora, y tampoco están dadas las condiciones –aún-- para poner en su lugar a caudillos indígenas como Túpac Katari o Bartolina Sisa.
Ponerlos lado a lado para que compartan las glorias de la causa libertaria, que supuestamente es lo que se conmemora, tampoco es algo que se pueda hacer. Por mucho que se esmeren quienes se han dado a la tarea de reinventar el pasado y reescribir la historia, no es posible olvidar que Murillo y Katari nunca compartieron la misma causa sino, muy por el contrario, combatieron en bandos opuestos. Murillo jugó un papel muy destacado en las expediciones militares que fueron enviadas por las autoridades españolas para levantar el sitio katarista.
Tal verdad histórica resulta de lo más incómoda para un proyecto político que tiene entre sus principales objetivos la destrucción del “poder simbólico del mundo q’ara; es decir, la legitimidad de la representación subjetiva de lo ‘boliviano’ y lo ‘occidental’”.
Resulta muy significativo, en ese contexto, que los actos conmemorativos del bicentenario de la gesta paceña se hayan inaugurado con un atentado contra un busto del personaje que representa a la vertiente criolla y mestiza de una historia que ahora se quiere borrar.

miércoles, 15 de julio de 2009

Los caballos y el colonialismo

Si de reinventar el pasado y reescribir la historia se trata, es innegable que el concejal alteño tiene toda la razón. Lo demás es puro cuento

Hace algunas semanas, al comentar la decisión gubernamental de declarar feriado nacional el día del “año nuevo aymara”, primero, y la expulsión de los arqueólogos de Tiwanaku para que las excavaciones pasen a ser dirigidas por las “autoridades originarias”, un día después, decíamos que tales actos mostraban cuán absurdos y peligrosos pueden llegar a ser los afanes por reinventar el pasado y reescribir la historia.
“A este paso nadie deberá sorprenderse si disparates como el del “año nuevo aymara” comienzan a multiplicarse”, decíamos el 24 de junio en este espacio editorial, asumiendo que entre lo absurdo y la estupidez hay un pequeño paso, y que como dijo Konrad Adenauer, “si algo “injusto” habría hecho Dios es que habiendo limitado la inteligencia humana, dejó totalmente ilimitada la estupidez”.
No fue necesario esperar mucho tiempo para tener una nueva muestra de lo dicho. Nos la dio un muy conocido e influyente concejal alteño según quien Evo Morales “se burló del pasado y del sufrimiento de los indígenas” al encabezar una caravana ecuestre que partió el lunes de Patacamaya rumbo a la ciudad de La Paz como parte de los festejos de “Bicentenario”.
La explicación es sencilla. Es que según tan celoso defensor de lo auténticamente “indígena originario campesina”, los españoles llegaron a América montados en caballos y Túpac Katari fue descuartizado con cuatro caballos. Por si eso fuera poco, “Napoleón sometió a los pueblos de Europa montado en un caballo blanco”. Y como fue precisamente blanco el caballo que montó Morales, la afrenta fue doble.
Pero no es eso lo peor. Más grave aún es que al encabezar un desfile de caballería Evo Morales se hizo cómplice de una “distorsión de la historia”, pues “el símbolo de los pueblos incas fue la llama y no el caballo”. Lo consecuente, según esa forma de razonar, sería que el presidente dé el ejemplo y encabece un desfile triunfal montando una briosa llama, pero jamás un colonialista corcel. Y las FF.AA. del flamante Estado Plurinacional tendrían que sustituir su actual caballería por una llamerada si no quieren que caiga sobre ellas la sospecha de la traición.
No sería justo, sin embargo, tomar a la ligera tales apreciaciones y mucho menos hacerlas objeto de burla sin considerar el contexto en que se inspiran. Es que lejos de ser fruto de los desvaríos de un individuo, son la más fiel expresión y la más lógica consecuencia del espíritu “descolonizador” que intentan imponer los ideólogos del “proceso de cambio”.
Si de reinventar el pasado y reescribir la historia se trata, hay que reconocer que el concejal alteño tiene toda la razón. Es evidente que no se puede pretender borrar de la memoria colectiva “la larga noche colonial” si al mismo tiempo se monta un caballo. Lo demás es puro cuento, impostura cruel.

martes, 14 de julio de 2009

Las aguas bravas del Silala


La cancillería está en dificultades para defender sus supuestos logros.
Y si así le va con las aguas del Silala, ¿cómo le estará yendo con las otras?

Tres años y medio después de haber dado un giro radical a la política exterior de nuestro país, y muy especialmente a las relaciones con Chile, la Cancillería encabezada por David Choquehuanca se aproxima al momento de las pruebas. Tendrá que defender los primeros frutos de su “diplomacia de los pueblos”, lo que implica embarcarse en aguas bravas. Pero no se trata de las aguas del océano Pacífico, sino las de “sistema hídrico” del Silala.
El resultado presentado no fue el que los potosinos esperaban cuando en tono triunfalista se hablaba de “grandes avances”. Es que hubo avances, sin duda, pero avances para Chile. La exclusión del término “río” para sustituirlo por el de “sistema hídrico” ya es un gran paso a favor de la posición de nuestros vecinos, pues la piedra angular de la causa boliviana radica precisamente en la naturaleza de aquel manantial.
El estudio científico que haría falta para dirimir el pleito, el que durante tanto tiempo Bolivia exigió, ha sido incomprensiblemente dejado de lado. Es verdad que se deja abierta la posibilidad de que algún día se lo haga, pero ya no como condición previa sino algo accesorio que puede ser diferido para cuando Chile así lo disponga. Mientras tanto, ni río ni manantial, sino “sistema hídrico”.
Como era previsible, tales acuerdos no han sido bien recibidos por la mayor parte de las instituciones potosinas que no se resignan a que el gobierno tan generosamente dé por cancelada la millonaria deuda acumulada en su favor durante las últimas décadas. Pero como también era previsible, dada la habilidad con que el gobierno destruye la unidad de criterios cuando la división le resulta conveniente, con mucha habilidad se ha recurrido a la tentación monetaria para que los pobladores de Quetena Chico, donde está el reservorio, acepten la compensación que ofrece Chile.
Se ha abierto así la posibilidad de que los potosinos comiencen a pelear entre ellos. Que unos, los que por ser “originarios” de Quetana Chico se sienten con más derecho que los demás, se acojan al dicho según el cual “de mal pagador, se aceptan piedras”. Y los otros --los que son potosinos pero que son vistos como “forasteros” por los “dueños” del manantial-- que se niegan a vender tan barata una causa por la que tanto lucharon. Y los demás bolivianos… Sin nada que decir, pues ya se ha asumido la idea de que no vale la pena meterse en problemas “ajenos”.
Se puede prever, sin embargo, que al final de cuentas la decisión estará en manos de quienes hacen sumas y restas en términos electorales. Y como los potosinos que desaprueban la propuesta gubernamental son más que los que la aceptan, lo más probable es que Choquehuanca tenga que aceptar el fracaso de su gestión diplomática. Y si así le va con las aguas del Silala, ¿cómo le estará yendo con las otras?

lunes, 13 de julio de 2009

El nuevo rol de Santa Cruz

Se diría que las banderas blanquiverdes fueron sustituidas por banderas íntegramente blancas. Las banderas de la paz o de la rendición

Una noticia que en Santa Cruz no ha recibido la atención que merece y en el resto del país ha pasado poco menos que desapercibida, es la relativa las decisiones adoptadas en la más reciente Asamblea de la “Cruceñidad”. El asunto es importante porque marca el inicio del que sin duda será un largo proceso que esa región deberá seguir si quiere recuperarse de las contundentes derrotas que le fueron asestadas por el oficialismo durante los últimos meses.

El rumbo que tome y las formas de acción que elija el Comité Cívico cruceño serán factores que influirán mucho en el futuro inmediato de la actividad política nacional. Es que pese a lo deteriorada que quedó la oposición cívico regional no deja de ser un actor protagónico con suficiente fuerza para que cuanto haga o deje de hacer deba ser tomado muy en cuenta por quienes pretenden influir de algún modo en el futuro inmediato de nuestro país.

En ese contexto lo más relevante resulta ser la forma y el tono con que se deliberó. Según coinciden los reportes de prensa al respecto, fue notable la diferencia en comparación con anteriores asambleas de la “cruceñidad”. Esta vez predominaron los discursos calmos y reflexivos sobre los radicales y los discursos belicosos fueron desplazados por los dichos en tono concertador.

Tan elocuente como lo anterior fue la ausencia de los principales dirigentes regionales que comandaron las luchas durante el año pasado. Es comprensible, pues los fracasos a los que fue conducida por sus líderes la oposición cívica cruceña dieron lugar a pugnas internas y éstas ponían en riesgo la unidad de las principales instituciones de Santa Cruz. Razón más que suficiente para que los derrotados se replieguen y dejen su lugar a nuevos liderazgos, por ahora en estado embrionario.

En lo que al fondo se refiere, se destaca la adopción de una actitud defensiva. La máxima prioridad ahora es armar una línea de defensa legal para proteger a las personas que consideren que sus derechos fundamentales están siendo violados. Se decidió hacer de los estrados judiciales el principal, si no único campo de batalla, y convocar a una marcha ‘por la justicia, la libertad y la democracia’ para el 15 de julio. De autonomía, ya ni hablar. Se diría que las banderas blanquiverdes fueron sustituidas por banderas íntegramente blancas. Las banderas de la paz o de la rendición.

Como se ve, nada que se parezca a lo que se podía esperar hace un año, cuando el Comité pro Santa Cruz obtenía un triunfo tras otro y parecía consolidarse como el núcleo de oposición. Un drástico cambio que hasta ahora no ha recibido la atención que merece de quienes se proponen describir, interpretar y comprender cuanto está ocurriendo en nuestro país.

domingo, 12 de julio de 2009

Un sistema político en ruinas

Patético cuadro que da cuenta de la precariedad de la democracia boliviana y de la ineptitud de quienes actúan en nombre de ella

Según el calendario electoral que rige el proceso que deberá concluir el 6 de diciembre próximo, el pasado jueves feneció el plazo para que las organizaciones políticas obtengan o renueven su personería jurídica y queden así habilitadas participar en el acto.
Concluida esta etapa, la ex Corte Nacional Electoral, hoy Órgano Electoral Plurinacional (OEP), ha informado que son 15 las organizaciones, entre partidos políticos y agrupaciones ciudadanas, que quedaron habilitadas. Dos de las 17 registradas, ADN y FRI, fueron eliminadas.
A primera vista, podría creerse que tal cantidad de organizaciones políticas --la mayor parte de las cuales se niegan a identificarse como partidos-- es una muestra de lo saludable que está la democracia boliviana. Podría suponerse, incluso, que intermediación entre la sociedad y el Estado es lo que menos falta hace en nuestro país y que la institucionalidad democrática descansa sobre sólidas bases.
Resulta evidente, sin embargo, que esa es una apariencia que en nada corresponde a la realidad. Es que salvo una o tal vez dos excepciones, lo que se esconde tras tal abundancia de siglas es una falacia total. En los hechos, hay en Bolivia una sola organización política digna de tal nombre, el Movimiento al Socialismo, y el MNR, que sin duda aún vive, pero aparentemente en estado vegetativo. Alguna otra, como el Movimiento sin Miedo existe sólo en una ciudad del país, otras dos, como UN y AS no pasan de ser muy pequeños grupos de amigos reunidos alrededor de un aspirante a candidato y todas las demás, la inmensa mayoría, ni a eso llegan.
Esa es una cara de la penosa realidad. La otra es que más de diez individuos han anunciado sus intenciones de ser candidatos a la presidencia del Estado Plurinacional. De todos ellos, sólo uno, Evo Morales, cuenta con una organización política seria que lo respalde. Es decir, tan abundantes como los partidos sin seguidores y sin candidatos, son los candidatos sin seguidores y sin partido. Tal paradoja ilustra con toda claridad el estado comatoso en el que está el sistema político boliviano.
Pero la viveza criolla ya ha hallado la forma de resolver tan paradójica situación, aunque sólo sea en las apariencias. Consiste en una especie de mercado negro de siglas en el que sus propietarios y los aspirantes a candidatos regatean los precios y las condiciones en las que se harán los contratos de compra, venta, alquiler o anticrético. Así nació hace algunos años el MAS.
Ahora les toca a todas las fracciones de la oposición salir a buscar entre los desechos alguna combinación de letras que sirva para simular una organización política que en la realidad no existe. Patético cuadro que explica en gran medida la precariedad de la democracia boliviana.

sábado, 11 de julio de 2009

Bolivia, “una nación narcotizada”

En Europa se ha abierto un debate cuyo eje es la libertad de expresión y la imagen de Bolivia. Valdrá la pena seguirlo y participar de él

Aunque con varios meses de retraso, pues el origen del asunto se remonta a fines del año pasado, en Europa se ha desencadenado un debate cuyo eje es la imagen de Bolivia. Se trata de una historieta de siete páginas que fue publicada en “Tilt”, una revista sueca, bajo el título "Narkotisk Nation", que significa “Una nación narcotizada”.
En ella, se deslizan frases como: "una nación devorada por la droga", y afirmaciones según las que "la mitad de la economía boliviana, de una u otra manera, está relacionada con la cocaína" y que el dinero fruto de la venta de este alcaloide "ha infectado al país hasta las esferas gubernamentales, ya que Evo Morales, un productor de coca, fue elegido Presidente en el año 2005".
La publicación en cuestión consiste en una antología de varios trabajos de conocidos dibujantes suecos que trata sobre el uso del alcohol y las drogas. Es parte de una campaña educativa que se propone difundir “un material de discusión ameno, reflexivo y juvenil, que luego tomó la forma de una revista de historietas que será material didáctico dirigido a adolescentes”, según ALMAeuropa, la institución responsable de la iniciativa financiada por el organismo estatal que se hace cargo de la salud y el aspecto social de Suecia.
Durante muchos meses, tal publicación pasó desapercibida. Hasta que a fines de junio un periodista sueco pidió que la revista sea retirada de circulación porque presenta a Bolivia “bajo un punto de vista prejuicioso y racista”.
Poco después, la Asociación Latinoamérica Latinamerikagruppern, se sumó a la campaña a través de un artículo titulado "Propaganda contra Bolivia". "¿Por qué ironizar sobre la pobreza y sobre gente que vive en otra realidad y cultura que Suecia?", pregunta. Para atizar el conflicto, esta semana la organización boliviana de Gotemburgo Boliviagruppen publicó una protesta pública contra "Narkotisk Nation”.
ALMAeuropa por su parte, ha asumido su defensa a través de su sitio en Internet (http://www.almaeuropa.org/) en el que afirma que "prohibir o retirar un libro que no le guste a alguien es una posición totalitaria que, nosotros que trabajamos en ALMAeuropa, nunca apoyaremos o por la que no nos rectificaremos".
Como era de suponer, el asunto ha sido comparado con la polémica que hace unos años se desencadenó a raíz de la publicación en un periódico danés de unas caricaturas de Mahoma que fueron consideradas ofensivas por los fundamentalistas islámicos. Ahora su lugar es ocupado por quienes se han atribuido la tarea de “defender la imagen de Bolivia”.
La polémica está servida, y su evolución sin duda merecerá más de un comentario. Será una muy buena ocasión para reflexionar sobre la libertad de expresión y sobre la muy mala imagen que le da a nuestro país el asunto del narcotráfico.

viernes, 10 de julio de 2009

Arce Gómez y el fin del golpismo

La experiencia debe servir para que no se abra ni la más mínima posibilidad de retroceso hacia el golpismo latinoamericano

Pocos días antes de se cumpla el vigésimo noveno aniversario del último de los muchísimos golpes de Estado que jalonaron la historia de nuestro país, uno de sus principales protagonistas, Luis Arce Gómez, ha sido encarcelado. Es un hecho que, además de justiciero, tiene un alto contenido simbólico por las circunstancias internacionales en que se produce.
El encarcelamiento de Arce Gómez, que coincide con el rotundo y unánime rechazo con que el mundo entero reaccionó ante el reciente golpe hondureño, son dos actos que dicen mucho de lo lejos que están --y de lo lejos que deben mantenerse-- esos aciagos tiempos en los que los militares, siempre con la complicidad de grupos civiles, hacían de árbitros y protagonistas de la política latinoamericana.
Hasta hace 30 años, personajes como Arce Gómez y crímenes como los que cometió no eran excepcionales. Por el contrario, los golpes de estado con sus secuelas de atrocidades fueron una constante en la historia latinoamericana desde sus primeros tiempos. Ya Bolívar y Sucre fueron víctimas de ese método de acción política y ni Bolívar se libró, al final de su vida política, de caer en la tentación de la dictadura.
Las razones con las que se justificaron los golpes de estado fueron variando a través de la historia, pero lo que nunca cambió fue el fenómeno de fondo que se manifestaba a través de ellos. La incapacidad de nuestras sociedades para resolver sus conflictos políticos por medios civilizados siempre estuvo tras cada intervención militar.
Todos los golpes de estado de los años 60 y 70, por razones inherentes a su espurio origen, derivaron en regímenes dictatoriales. Todos fueron atroces, pero hubo dos que se destacaron por su extrema crueldad. Uno fue el argentino, que hizo desaparecer a unas 30.000 personas y aplicó indescriptibles torturas a muchas más. Otro fue el de García Meza y Arce Gómez. Los asesinatos de Luis Espinal, en la fase preparatoria del golpe, de Marcelo Quiroga Santa Cruz, de toda la dirigencia del MIR, entre muchos otros, fueron algunos de sus peores crímenes.
Aunque como todos los demás golpes de estado de aquella época pretendió justificarse en la lucha contra la “expansión del comunismo”, expresado entonces en el triunfo electoral de la UDP, tuvo además muy sólidos vínculos con el narcotráfico, lo que lo hizo doblemente repudiable ante los ojos del mundo. Tanto, que contribuyó mucho a que en la conciencia mundial se active, y se mantenga vivo hasta hoy, el rechazo a los regímenes provenientes de golpes de estado.
El encarcelamiento de Arce Gómez es pues una buena ocasión para recordar porqué no se puede ni debe considerar, ni remotamente siquiera, la posibilidad de volver a abrir las puertas al golpismo latinoamericano.

jueves, 9 de julio de 2009

Honduras, entre Obama y Chávez

La manera unánime como el mundo ha reaccionado confirma que estamos asistiendo a la inauguración de una nueva era histórica

El golpe de Estado perpetrado en Honduras el pasado 28 de junio ha tenido muy hondas consecuencias en el escenario político no sólo latinoamericano sino mundial. No en vano todas las cancillerías del planeta asumieron ante el asunto la actitud de un ajedrecista frente a una jugada desconcertante. Y después de sopesar la situación con la frialdad que corresponde a estos casos, todos los países del mundo, sin excepción alguna, aunque no todos de buena gana, cerraron filas alrededor de un objetivo común: evitar que los conflictos políticos en Latinoamérica vuelvan a ser resueltos a través métodos tan comunes en tiempos de la guerra fría.

Obviamente, como no podía ser de otro modo, en medio de tal unanimidad hubo una gran variedad de matices. Desde las amenazas de Chávez de intervenir militarmente, en un extremo, hasta Israel y Taiwán que dudaron mucho antes de tomar partido, en el otro. Diferentes matices, pero finalmente todos en el mismo lado de la línea trazada el 28 de junio.

Un segundo efecto, tan importante como el anterior, es que se ha abierto una muy profunda brecha entre las diversas corrientes de la oposición continental contra el proyecto del “Socialismo del Siglo XXI”. A un lado han quedado, aislados y desacreditados, quienes quisieron ver en el caso hondureño un ejemplo digno de ser imitado por las Fuerzas Armadas de los otros países alineados en el ALBA. Y en el otro, las corrientes de una oposición democrática que se niegan a aceptar la vía hondureña como la más idónea para afrontar tan enorme desafío.

Dos ejemplos muy elocuentes de las profundas diferencias entre los medios empleados y los resultados obtenidos por ambas tendencias fueron vistos coincidentemente el mismo día, el 28 de junio. La oposición democrática asestó una contundente derrota al kirchnerismo, en Argentina, mientras la oposición violenta estuvo a punto de regalarle al chavismo las banderas de la libertad y la democracia.

Felizmente esa situación, que además de una aberración habría sido una calamidad, fue evitada por la firmeza y lucidez con que otros países se involucraron en la batalla diplomática. Gracias a ello, el centro de operaciones contra el golpe se trasladó de Managua a Washington –y no a Caracas-- primero, y ahora a Costa Rica, donde Chávez y sus seguidores tendrán que callar.

Por ahora no se sabe cuál será el desenlace de la crisis hondureña; pero sea cual fuere, el hecho histórico ya se ha producido. La manera unánime como el mundo ha reaccionado confirma que se ha ingresado a una nueva era y Barack Obama se ha consolidado como un líder de talla mundial. Ante ello, resulta elocuente que el canciller del régimen de facto hondureño, y quienes piensan como él, sigan creyendo que es “un negrito que no sabe nada de nada”.

miércoles, 8 de julio de 2009

Los gastos reservados del MAS

Habrá quien se descontente por la mala calidad de las obras, pero será mayor la satisfacción de participar en la “redistribución de la riqueza”

Entre los muchos temas que fueron muy hábilmente esgrimidos por quienes combatieron a los gobiernos “neoliberales” de los últimos años, hubo uno que se destacó por la eficiencia con que ilustraba la manera arbitraria como “los políticos”, se enriquecían a costa de los dineros del estado. Era el muy cuestionado tema de los “gastos reservados”.

Con mucha razón, además de un sólido respaldo de cifras, los opositores de aquel entonces enrostraban a los gobernantes los cuantiosos montos que bajo el rótulo de “gastos reservados” eran puestos fuera del alcance de las instituciones fiscalizadoras. Por ser “reservados”, nadie estaba obligado a rendir cuentas, lo que muy fácilmente se prestaba a todo tipo de suspicacias.
Conscientes de lo sensible que era la opinión pública a ese tema, una de las primeras y más publicitadas medidas que adoptaron los nuevos gobernantes fue precisamente la eliminación de “los gastos reservados” del presupuesto gubernamental.

Muy astutamente, sin embargo, tal medida fue acompañada por otra especialmente pensada para llenar el vacío dejado por la eliminación de un medio tan conveniente para la reproducción del poder. Se ´creó el programa “Bolivia Cambia Evo Cumple” financiado por el Gobierno de Venezuela a través de un convenio firmado el 29 de abril de 2006, en La Habana Cuba dentro del ALBA – TCP.

Según los datos oficiales, los montos que ese programa pone a disposición del gobierno de Evo Morales no son nada extraordinario. Apenas unos cuantos cientos de millones de dólares, según algunos cálculos cuya precisión es imposible verificar pues precisamente una de las características del programa es su falta de transparencia. Por eso, nunca se sabrá cuál es exactamente la cantidad de dinero tan libremente administrada.

Sin embargo, más que la magnitud de los recursos que el programa pone a disposición de los seguidores de Morales, lo importante es la forma en que lo hace. Una forma que consiste en abrir una enorme cuenta de “gastos reservados” mucho más grandes y muchísimo más reservados que los de otros tiempos.

En esas circunstancias, no resulta nada sorprendente la proliferación de denuncias sobre malos manejos, sobre nuevas fortunas particulares, sobre obras que se desmoronan antes de ser entregadas. Son las consecuencias obvias de una manera de dejar la administración de tan cuantiosos recursos al libre arbitrio de los militantes del MAS, con la única condición de que den constantes pruebas de su lealtad al “proceso de cambio”.

Tampoco es difícil suponer cuáles serán las consecuencias políticas de la democratización de los “gastos reservados”. Habrá quien se descontente por la mala calidad de las obras, pero será mayor la satisfacción de participar activamente en tan original procedimiento de “redistribución de la riqueza”.

martes, 7 de julio de 2009

Proyecciones electorales

Si la oposición pretende evitar un rotundo triunfo del MAS, tendrá que hacer algo drástico para cambiar el curso del proceso

Según los resultados obtenidos por tres encuestas realizadas durante las últimas semanas en las principales ciudades de nuestro país, el futuro político boliviano, si no ocurre algo extraordinario, ya se puede prever. La fórmula electoral del Movimiento al Socialismo,
encabezada por Evo Morales y Álvaro García Linera volverá a imponerse por un amplio margen y no habrá oposición capaz de contrarrestar su fortaleza en las urnas.
La encuesta realizada por Ipsos Apoyo, Opinión y Mercado, la más fidedigna de las tres, dados los antecedentes y prestigio internacional de la empresa, le asignan el 47% de las intenciones de voto al presidente Evo Morales. En el segundo lugar estaría Víctor Hugo Cárdenas, con el 9%. Samuel Doria Medina, con el 7%; Rubén Costas, con el 6%. Finalmente, en un lugar más marginal aún, figuran Jorge Tuto Quiroga y Manfred Reyes Villa, ambos con el 5%.
Las otras dos encuestas, aunque difieren ligeramente en los detalles cuantitativos, coinciden en el dato fundamental: la popularidad de Evo Morales está prácticamente intacta, mientras la de sus potenciales rivales prácticamente por los suelos.
El dato, de por sí significativo, lo es más aún si se considera que los sondeos se hicieron exclusivamente entre habitantes de las principales ciudades capitales del país, lo que deja fuera de las proyecciones a la población rural la que, como todos saben, apoya al MAS en una proporción mucho mayor que en las ciudades. Si se considera que durante los últimos meses el partido oficialista ha logrado grandes avances en pos del control monopólico de la actividad política en las áreas rurales, no es difícil suponer que en las actuales circunstancias el MAS podría obtener una victoria con un porcentaje superior al 60%.
Ante tal posibilidad, algunos dirigentes políticos que se niegan a ver la realidad han reaccionado como era de prever. Han atribuido los datos que comentamos a una supuesta confabulación urdida entre el Gobierno y quienes realizan las encuestas. Se esmeran en mantener viva una ilusión de popularidad que sólo existe en la imaginación de quienes pretenden aplicar a la política métodos que son propios de la especulación mercantil.
Otros aspirantes a candidatos, felizmente más serios, buscan en los datos de las encuestas alguna pista que les ayude a tomar decisiones. Algunos, es de esperar, terminarán resignándose a buscar nuevos rumbos, mientras los que sobrevivan a este pulseo pre electoral tendrán que buscar una sigla que los acoja.
Como se ve, es muy poco alentador el panorama que se perfila en el horizonte de la oposición democrática. Si la oposición pretende evitar un rotundo triunfo del MAS, tendrá que hacer algo drástico para cambiar el curso del proceso. Y hacerlo ya, porque el tiempo se agota.

lunes, 6 de julio de 2009

El índice del planeta feliz

El estudio pretende dar base científica a una muy antigua sospecha: “el dinero no trae la felicidad”. Los países ricos no son los más felices

El pasado sábado, la “New Economics Foundation” (NEF), presentó la segunda versión del “Índice del Planeta Feliz” (IPF), indicador del bienestar humano que se propone erigirse en una alternativa a los clásicos parámetros utilizados para medir los éxitos y fracasos de las personas, los países y los pueblos en su afán de mejorar sus condiciones de vida.
El IPF, que fue presentado bajo e título “Por qué las buenas vidas no tienen que costar un mundo”, está basado en datos corroborados de 143 países que representan el 99 por ciento de la población mundial. El índice utiliza tres baremos para realizar la clasificación: la esperanza de vida, la satisfacción vital que expresan los ciudadanos de cada país y la huella contaminante que dejan para obtener el nivel de vida que consideran necesario para ser felices.
Entre los resultados del estudio, lo que más llama la atención es la enorme distancia que hay entre los parámetros clásicos y los que se obtienen aplicando el IPF. Es decir, los países ricos no son necesariamente los más felices y mucho menos los que más contribuyen a la construcción de un “Planeta Feliz”. Todo lo contrario, los países que más retroceden en el índice son los que más éxitos económicos obtienen. Estados Unidos, China e India, vistos como modelos de éxito económico, son según el IPF los que más rápidamente ven deteriorarse la calidad de vida de sus habitantes.
América Latina, por su parte, aparece como el continente más feliz. Nueve de los 10 países “más felices y ecológicos” son latinoamericanos y Costa Rica es el que encabeza la lista. La República Dominicana figura segunda y Guatemala cuarta, y entre el sexto y el décimo puesto se sitúan por este orden Colombia, Cuba, El Salvador, Brasil y Honduras. Bolivia figura en el puesto 47, uno por debajo de Chile.
Los países que se supone deberían representar un desarrollo exitoso, en cambio, son los que peor calificación tienen en términos de crear bienestar dentro de los límites de la Tierra.
El estudio que comentamos será sin duda recibido con cierto escepticismo en algunos círculos académicos y se hará más de una objeción a los valores que promueve y a los resultados que arroja. Es un tema que se presta a la polémica. Lo que es indudable, a pesar de ello, es que se trata de algo muy representativo de una corriente de pensamiento y de “sentimiento” muy influente en el mundo contemporáneo. Algo que de ningún modo se puede soslayar si se pretende comprender una de las más vigorosas corrientes que impulsan los procesos políticos del mundo actual: el cuestionamiento a los valores imperantes cuyo eje central es el desempeño económico. Es uno de los “signos de los tiempos”.

domingo, 5 de julio de 2009

La elocuente lección de Honduras

Serán sin duda derrotadas las corrientes políticas más retrógradas, esas que tan erróneamente creen que una tiranía puede neutralizar a otra

Hace una semana, cuando las Fuerzas Armadas hondureñas ejecutaron un golpe de Estado para defenestrar al presidente Manuel Zelaya, lograron un verdadero prodigio. Lograron que todos, absolutamente todos los países del mundo, más allá de sus múltiples discrepancias, se unan en una sola voz de repudio.

Nunca antes había ocurrido algo así. Nunca antes se había visto que países cuyas discrepancias son tan hondas como Estados Unidos y Cuba, Taiwán y China continental, Colombia y Venezuela, por sólo citar algunos ejemplos, coincidan de manera tan unánime. Ni siquiera Israel, país al que motivos no le faltan para simpatizar con lo hecho por los militares hondureños, cometió el desatino de reconocer al gobierno surgido del sablazo.

Tampoco tiene precedentes la firmeza con que actuaron todos los organismos internacionales sin excepción alguna. Incluso los del ámbito financiero, como el Banco Mundial, BID, FMI, que por su naturaleza suelen ser muy cautos en temas políticos, se manifestaron sin dejar ningún margen a las dudas.

Fue también muy elocuente la severidad con la que la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP) condenó insistentemente, durante toda la semana, la manera brutal como el tan repudiado régimen atentó contra la libertad de expresión desde el amanecer del domingo pasado. No podía ser de otro modo pues hacía ya más de dos décadas que en Latinoamérica, con excepción de Cuba, no se llegaba a los extremos de falta de respeto a la labor periodística.

Es evidente, sin embargo, que abundan los motivos para dudar de la sinceridad de muchas de las declaraciones de apoyo al régimen encabezado por Manuel Zelaya. Hay sin duda mucha hipocresía en algunos casos y el más descarado cinismo en otros. El hecho de que dictadores como los hermanos Fidel y Raúl a Castro tengan la desfachatez de hablar en defensa de la democracia, de la libertad de expresión y de los derechos humanos, lo dice todo.

No menos grotescos son los esfuerzos hechos por los caudillos del “Socialismo del Siglo XXI” para apoderarse de las banderas de la libertad y la democracia. Felizmente, la oportuna, firme y unánime reacción de todos los países del planeta evitó que tales causas queden en manos de personajes tan desprovistos de la autoridad moral que hace falta para enarbolarlas. De otro modo, habría ocurrido a escala continental algo similar a lo que pasó en Bolivia cuando por sus desatinos la oposición dejó en manos oficialistas banderas tan valiosas como las de las autonomías.

Aunque aún no se sabe cuál será el desenlace de la crisis hondureña, sí se puede afirmar, más allá de toda duda, que la derrota corresponderá a las corrientes políticas más retrógradas, esas que tan erróneamente creen que dos pecados hacen una virtud, o que una tiranía puede neutralizar a otra.

sábado, 4 de julio de 2009

Informes mal interpretados

Un síntoma del problema es la tendencia a leer informes como el del BM con una mirada limitada por los cálculos propagandísticos

La reciente publicación del informe titulado “Indicadores Mundiales de Buen Gobierno” elaborado por el Banco Mundial, y las múltiples interpretaciones, análisis y comentarios a que dio lugar tal documento, han puesto ante nuestros ojos una muy elocuente muestra de lo perniciosos que pueden llegar a ser los apasionamientos ideológicos cuando de encarar los principales problemas que afligen a nuestro país se trata.
Muchos dirigentes del oficialismo y de la oposición, de quienes cabría esperar un ejemplo de objetividad y seriedad cuando de abordar estos temas se trata, fueron más bien, como ya es habitual, los que más primariamente reaccionaron. Unos se regocijaron con la creencia de que los datos publicados por el BM podrían alimentar la artillería verbal para echar sombras a la gestión gubernamental. Otros, con similar lógica, supusieron que estaban ante una prueba más del afán con que los organismos internacionales se afanan por desprestigiar el “proceso de cambio”.
Un ejemplo de lo primero es el entusiasmo con que muchos exponentes de la oposición se refirieron al tema de la corrupción. Fue el aspecto del informe que más llamó su atención y casi al unísono lo esgrimieron como una prueba de que éste es un gobierno más corrupto que los anteriores. Los demás temas, seguramente porque en apariencia se prestan menos al sensacionalismo mediático, pasaron casi desapercibidos.
Tal actitud puso en evidencia a quienes quisieron sacar provecho del informe del BM. Quedó claro que no se tomaron la molestia de informarse antes de hablar. De haberlo hecho, habrían sabido que de los seis temas que son objeto de la evaluación el control de la corrupción es el único en el que Bolivia habría mejorado durante los últimos tres años.
Probablemente preocupado y molesto por tan mala interpretación y peor uso de los datos arrojados por el informe, el representante del Banco Mundial en Bolivia hizo las aclaraciones correspondientes empezando por los reales alcances del informe. Se trata, explicó, de medir la calidad de gobierno en todos los países a fin de contar con una base de datos que permita hacer comparaciones y ayude a medir los avances y retrocesos en cada continente”. Algo que sin duda trasciende con mucho la puerilidad de las interpretaciones y manipulaciones de quienes creen que todo gira alrededor de sus pequeños y mezquinos cálculos propagandísticos.
El tema no es irrelevante pues la dificultad que tanto los dirigentes del oficialismo como los de la oposición tienen para leer informes como el del BM con una mirada que vaya más allá de sus estrechos horizontes es precisamente uno de los factores que más impide que en nuestro país puedan adoptarse políticas de Estado, como ocurre en los países que sí mejoran sus indicadores de “Buen Gobierno”.

viernes, 3 de julio de 2009

Otro paso hacia la miseria

Lo único cierto es que Bolivia acaba de dar un paso más en su rápida marcha por el camino que conduce de la pobreza a la miseria


Tal como todos podían prever, excepto aparentemente algunos funcionarios gubernamentales que hasta el último minuto alentaban la esperanza en un distinto desenlace, la noche del 30 de junio llegó de Washington la temida noticia: EE.UU. no oyó los ruegos que le llegaron desde Bolivia para extender la vigencia de las preferencias arancelarias para productos no tradicionales.
Era previsible que eso ocurriera. Tan previsible como la reacción gubernamental que una vez más consistió en asumir la condición de inocente víctima supuestamente atacada sin motivo por la maldad de los enemigos –en este caso externos-- del “proceso de cambio”.
Fiel a su ya muy conocido estilo, el que provoca crueles burlas en algunos círculos, condescendientes sonrisas en otros, franca simpatía en unos casos y muy sincera admiración y respeto en los demás, el presidente Morales aprovechó la ocasión para arremeter contra Barack Obama. Expresó su decepción por lo que desde su punto de vista es una falta de consecuencia del “primer negro”, con el “primer indio” que gobierna un país. Aparentemente, no cabe en su comprensión del problema la idea de que tras ese tipo de decisiones, más que afectos o desafectos personales, lo que hay es algo que se llama política de Estado.
La pérdida de las ventajas que daba el ATPDEA tendrá, como ya lo han expuesto abundantemente expertos en la materia, muy serias consecuencias económicas. Los principales afectados serán los pequeños, mediantes y grandes empresarios alteños, así como los miles de trabajadores y sus familias que hallaron en el rubro exportador una muy prometedora oportunidad que ahora se les cierra.
Podría suponerse, como consecuencia de lo anterior, que el costo político para el gobierno será muy alto. Sin embargo, como ya lo han demostrado experiencias propias y ajenas, este tipo de situaciones que tan fácilmente se prestan a los discursos victimistas pueden ser hábilmente utilizadas por los expertos artífices de la propaganda gubernamental.
Se puede prever que a partir de ahora el gobierno quedará fuera del alcance de cualquier acusación relativa al crecimiento del desempleo. El único culpable es Barack Obama. Y a ver quién logra mostrar a un pueblo que ya ha caído víctima de la mitomanía, que esa no es la realidad.
Sin duda, el gobierno recurrirá a algún artilugio para minimizar los negativos efectos económicos y políticos de la pérdida de las preferencias del ATPDEA, como el incremento de un fondo estatal destinado a financiar el pago de aranceles. Pero es evidente que tal medida es tan inútil como la apertura del mercado venezolano.
Lo único que está más allá de toda duda es que Bolivia acaba de dar un paso más en su rápida marcha por el camino que conduce de la pobreza a la miseria.

jueves, 2 de julio de 2009

La política, clave del éxito o del fracaso

Chile y Uruguay, con sus respectivos éxitos, enseñan la importancia de la política y de los partidos políticos para la buena marcha de un país


Según el estudio “Indicadores Mundiales de Buen Gobierno”, que el Banco Mundial presentó el lunes recién pasado. Hay dos países latinoamericanos que se destacan entre los 212 que son objeto de evaluación por el organismo internacional. Se trata de Chile y Uruguay, cuyos éxitos en materias como participación y responsabilidad, estabilidad política y ausencia de violencia, efectividad del gobierno, cualidad regulatoria, estado de derecho y control de la corrupción.la lucha contra la corrupción son dignos de ser imitados no sólo por los demás países de la región sino incluso por muchos europeos y asiáticos.
El informe del Banco Mundial no es el único que llega conclusiones tan halagüeñas para ambos países. Desde hace ya muchos años los indicadores económicos chilenos se destacan entre los más exitosos del mundo y lo mismo ocurre en áreas relacionadas con el desarrollo humano, como educación, salud, deportes, esperanza de vida, entre muchos otros. Uruguay tiene similares motivos para enorgullecerse aunque, a diferencia de Chile, sus buenos indicadores tienen unos antecedentes que se remontan a muchas décadas atrás.
Una prueba del éxito chileno es que según funcionarios de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la institución que agrupa a los países más desarrollados del mundo, Chile podría ser aceptado a fin de año como miembro pleno del selecto club de los 30 países más ricos.
Ante tan elocuentes resultados, resulta pertinente indagar sobre los factores que confluyeron para que Uruguay y Chile se destaquen del resto de la América Latina. Pero entre todos, hay sin duda uno que es el principal, el que creó las condiciones necesarias para que todos los demás se refuercen mutuamente en una dinámica siempre ascendente. Ese factor, la clave del éxito, es la alta calidad de sus prácticas políticas.
Chile y Uruguay a diferencia de otros países de la región, fueron capaces de construir un muy sólido sistema de partidos políticos, cada uno de los cuales es una verdadero pilar de su andamiaje institucional. Son partidos políticos que como no podía ser de otro modo tienen grandes discrepancias en muchos temas, pero ninguna es mayor que un conjunto de coincidencias alrededor de temas básicos, como la economía de mercado y el respeto irrestricto a la institucionalidad democrática.
Algo en lo que todos están de acuerdo, de un extremo al otro del espectro, es en que la solidez de su sistema político es la clave de todos sus demás éxitos, y que los partidos su pilar fundamental. Exactamente lo contrario de lo que ocurre en países como el nuestro, donde la política es la actividad más desacreditada y despreciada nada menos que por sus principales protagonistas.

miércoles, 1 de julio de 2009

Dos caminos con diferentes destinos

Ver de cerca lo hecho por Chile y Uruguay y seguir su ejemplo puede ser muy útil para enmendar nuestro propio rumbo

Chile y Uruguay, en un extremo, y Bolivia y Venezuela, en el otro, son los países que figuran como los más representativos de dos maneras diametralmente opuestas de encarar los problemas económicos, políticos y sociales, según la última edición del informe “Indicadores Mundiales de Buen Gobierno”, que el Banco Mundial presentó el lunes recién pasado.
El estudio, que evalúa la situación de 212 países, mide diversas categorías de gobernabilidad durante el período comprendido entre 1996 y 2008, y está basado en información de miles de organizaciones no gubernamentales y expertos del sector privado y público.
Los seis elementos que definen la calificación de un país son:
participación y responsabilidad, 57,7 a 48,1
estabilidad política y ausencia de violencia, 36,1 a 14,8
efectividad del gobierno, 56,4 a 19
cualidad regulatoria, 61,5 a 15,9
estado de derecho y 45,7 a 12
control de la corrupción.
Por participación y responsabilidad se entiende a la medida en la que los ciudadanos son capaces de participar en la elección de su Gobierno y también es la medida de las libertades de expresión, asociación y prensa. En diez años, este índice cayó en Bolivia de por ciento, aunque subió un punto con relación a 2003.
Estabilidad política y ausencia de violencia es la posibilidad de que un gobierno pueda ser desestabilizado por formas inconstitucionales o violentas, inclusive terroristas. Este parámetro en Bolivia cayó de 36,1 a 14,8 por ciento entre 1998 y 2008.
Efectividad del Gobierno es la medida de la calidad de los servicios públicos y la capacidad de los servidores públicos para resistir presiones políticas, que en Bolivia bajó de por ciento en el lapso estudiado.
Cualidad regulatoria es la habilidad del Gobierno para aplicar políticas y regulaciones que promuevan el desarrollo del sector privado, cuya declinación en el país fue de 61,5 a 15,9 por ciento.
Por estado de derecho se entiende la medida de confianza en el acatamiento de las reglas de la sociedad, incluyendo los derechos sobre la propiedad privada, así como la acción de la Policía y los tribunales de justicia contra el crimen. La caída de este parámetro en Bolivia fue de por ciento durante el decenio mencionado.
El control de corrupción es la medida en la que se ejerce el poder público para que el sector privado genere utilidades e incluye los mecanismos para evitar la corrupción en todas sus formas. Bolivia mejoró este índice con relación a 2003, cuando se ubicó en 22,3 por ciento y cinco años más tarde alcanza 38,2.
Como se ve, son muy elocuentes los datos del estudio. Pero lo son más si se los contrasta con la situación de otros países, como Chile y Uruguay, los dos mejor calificados. Ver de cerca lo que esos países hacen y seguir su ejemplo puede ser muy útil para mejorar nuestro propio rumbo.