sábado, 14 de noviembre de 2009

Bolivia y la “guerra continental” de Chávez

Así como ya nadie subestima a Ahmadinejad o a Kim Jong-Il, parece haber llegado la hora de tomar en serio a quienes en esta parte del mundo cada vez con más desparpajo dejan traslucir sus intenciones

Coincidiendo con el escándalo mundial que desató Hugo Chávez al haberse dejado llevar por sus pulsiones bélicas en un programa televisivo, donde hizo explícitas sus intenciones --aunque luego fútilmente trató de matizarlas-- se ha publicado el pasado jueves, en La Nación de Buenos Aires, un extenso reportaje del periodista Marco Aguinis que contribuye mucho a aclarar lo que el caudillo venezolano tiene en mente cuando habla de una “guerra continental”.

“Se acercan las FARC”, titula el artículo en el que el autor ofrece abundantes elementos de juicio sobre la magnitud de un peligro que se cierne sobre nuestro continente, en general, y sobre Bolivia en particular. Se trata de la intensa actividad que socapadas por el régimen venezolano, y también por el boliviano, estarían desarrollando las Fuerzas Armadas de Colombia con el propósito de crear las condiciones de una ofensiva guerrillera que, como en los años 60, tenga a nuestro país como su principal foco de irradiación.

A diferencia del movimiento guerrillero encabezado por el Che Guevara, el principal sostén de este proyecto bélico no sería Cuba, país que ha perdido su condición de líder del “internacionalismo proletario”, sino Venezuela. Y Bolivia, en circunstancias totalmente diferentes, vuelve a ser el escenario escogido para la ejecución de la fase inicial del proyecto, sólo que esta vez no a espaldas y en contra del gobierno establecido, sino con su total aquiescencia y apoyo.

La investigación de Aguinis está plenamente respaldada por una abundante cantidad de elementos que le dan plena verosimilitud. Pero ninguno de ellos es tan sólido como la manera más o menos velada en algunos casos, y explícita en otros, como Hugo Chávez deja entrever los extremos a los que está dispuesto a llegar para consolidarse en el poder y dar dimensión continental a sus desvaríos mesiánicos y a su quimérico “Socialismo del Silo XXI”.

Los motivos para temer que el gobierno de nuestro país no es ajeno a esos propósitos los dan también sus principales líderes. La propuesta hecha por Evo Morales para crear unas “Fuerzas Armadas” del Alba, o las de Álvaro García Linera para que nuestro país y nuestro continente se prepare para una guerra que ven avecinarse, son sólo las más recientes y claras, pero no las únicas.

El tipo de guerra en el que piensan está ampliamente explicado por los estrategas militares “bolivarianos”. “Guerra asimétrica” es el concepto que utilizan para referirse a una guerra muy distinta a la convencional. Una guerra en la que los métodos, las armas y los combatientes no son los regulares.

Tan importante como lo anterior es la red de alianzas internacionales que desde hace tiempo se está tejiendo con miras a desencadenar “uno, dos, tres, muchos Vietnam”. Los estrechos vínculos entre el régimen de Caracas y el de Teherán, que también son secundados por el gobierno del MAS, así como con organizaciones islámicas como Hamas o Hizbollah, son piezas fundamentales del esquema.

En ese contexto, resulta evidente que no hay porqué tomar a la ligera los arranques belicosos de Chávez ni las arengas con que lo secundan los mandatarios bolivianos. Así como ya nadie subestima a Ahmadinejad o a Kim Jong-Il, parece haber llegado la hora de tomar en serio a quienes en esta parte del mundo cada vez con más desparpajo dejan traslucir sus intenciones.

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