lunes, 2 de noviembre de 2009

El incendiario del continente

Poco parece importarle al primer mandatario venezolano que se astille el clima de paz y de buena vecindad en el continente donde se ha convertido en incendiario furioso



Nunca antes como ahora, sin contar los sangrientos y dolorosos conflictos bélicos que registra la historia contemporánea, se había instalado un peligroso clima de efervescencia en nuestra América morena, sin que nada bueno haga presagiar la situación planteada, con síntomas marcados de empeoramiento.

Uno de los artífices del estado de crispación continental es, sin lugar a dudas, ese personaje con veleidades de libertador, de salvador universal que es Hugo Chávez Frías, presidente de la fraterna Venezuela digna de mejor ventura, que para mayores señales no hace mucho advirtió con generar hasta tres "vietnams" en Bolivia si el Presidente del Estado Plurinacional era derrocado, en una clara e inadmisible injerencia en los asuntos internos del país. En una grosera demostración de su músculo y de su vocación de matón.

Últimamente, se han disparado las tensiones entre Venezuela y Colombia, luego de la matanza de ocho ciudadanos colombianos por un grupo armado irregular en territorio venezolano. Las relaciones de ambas naciones ya se habían tensado y deteriorado a raíz de la instalación de bases militares estadounidenses en Colombia, duramente cuestionada por Chávez y otros mandatarios que le siguen la corriente, entre ellos el nuestro. Otros hechos recientes que atirantan la relación bilateral tienen que ver con la captura de efectivos de seguridad colombianos a los que Venezuela acusa de labores de espionaje y planes de desestabilizar el tonante Gobierno de Chávez.

Poco antes, con su ya habitual incontinencia verbal, Chávez tildó de "retardado mental" al ministro de Defensa colombiano después de que éste expresara su preocupación por vuelos relacionados con el narcotráfico supuestamente con origen en Venezuela y utilizando el espacio aéreo de Colombia. Lo último de su sello, es la nueva andanada verbal contra el "imperio" al que maldijo una y otra vez a tiempo de criticar una resolución presentada al Congreso estadounidense para que el gobierno del presidente Barack Obama incluya a Venezuela en la lista de países patrocinadores del terrorismo.

Poco parece importarle al primer mandatario venezolano que se astille el clima de paz y de buena vecindad en el continente donde se ha convertido en incendiario furioso, dueño omnipotente de las llaves de un mundo que cree tener a su merced en el puño.

Y no es sólo que poco le importe sino que más bien da la impresión de que le incomoda tal clima de paz y de buena vecindad. ¿O por qué siempre aparece con su pata de banco demoledora dispuesto a prender el fuego de la discordia con su vozarrón marcado por la embriaguez que deriva del abuso del poder?

Un espécimen que hay que poner bajo la lupa es este gobernante que tiene sentadas sus posaderas en una nación que, por sus legítimas glorias, no se merece tal atrocidad histórica.

Sin embargo, su suerte está echada y no es para envidiarla.

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