lunes, 16 de noviembre de 2009

Tendencias inalterables

De mantenerse esas tendencias, las elecciones de diciembre no habrán servido sino solamente para reafirmar y consolidar el proyecto político del Movimiento al Socialismo, y para sepultar a los liderazgos de oposición que no han tenido la capacidad de construir alternativas políticas con visión y proyección nacionales


A tan solo tres semanas de las elecciones generales previstas para el próximo 6 de diciembre, es posible afirmar que la campaña electoral que vive actualmente el país es la peor de todos los comicios celebrados en Bolivia en más de veinte años de democracia ininterrumpida.

La ausencia de debates y la trivialidad de los mensajes que se difunden en la propaganda electoral, la ausencia de alternativas políticas sólidas, la incoherencia de la mayoría de los binomios y la improvisación de las formulas y planchas de candidatos, entre otros muchos elementos que resultaría imposible de enumerar, configuran uno de los escenarios electorales más insubstanciales que nos ha tocado vivir en este último tiempo.

El oficialismo tiene muy claras sus metas. Las próximas elecciones generales tienen para el Movimiento Al Socialismo una connotación plebiscitaria, tal y como sucedió con los referendos revocatorio, primero, y constitucional, después. El Gobierno no busca otra cosa más que reafirmarse y fortalecerse para ingresar a la nueva fase de aplicación de su proyecto político: la puesta en vigencia del texto constitucional aprobado en las urnas en enero de este año.

En ese contexto, el principal objetivo del oficialismo es lograr el control de los dos tercios de las cámaras de Diputados y Senadores, y por consiguiente del Congreso.

Las agrupaciones de oposición, en cambio, continúan embarcadas en una carrera electoral sin brújula ni metas claras; una carrera en la que su único propósito parece ser el de disputarse entre sí los votos que no son afines al Gobierno. Tanto Manfred Reyes Villa como Samuel Doria Medina, en ese orden, siguen muy por debajo de Evo Morales en las encuestas de intención de voto. El resto de los candidatos, con la excepción de René Joaquino, apenas aparecen en las preferencias del electorado.

La última encuesta encargada por la red Usted Elige no hace sino demostrar esa tendencia, que es la misma con que se abrió el actual proceso electoral, aunque muestra elementos novedosos que pueden marcar un importante cambio en la configuración del actual mapa político.

Es el caso de los departamentos de Tarija y Beni, en los que el MAS aparece en el primer y segundo lugar, respectivamente; dos tendencias que, de consolidarse a favor del partido gobernante, podrían quebrar el principal eje opositor mejor conocido como la “Media Luna”. Lo que vaya a suceder en Pando, por la pequeña cantidad numérica de su padrón departamental, no dejará de ser una incertidumbre hasta el día de la elección; y en Chuquisaca, según esa misma encuesta, el MAS se afianza en el primer lugar, al igual que en Cochabamba, La Paz, Oruro y Potosí.

Ese reposicionamiento oficialista en el oriente y el sur del país, al que se añade la invulnerabilidad de su principal bastión electoral en occidente (La Paz, Oruro y Potosí), tiende a ampliar la brecha entre Evo Morales y sus rivales políticos.

De mantenerse esas tendencias, las elecciones de diciembre no habrán servido sino solamente para reafirmar y consolidar el proyecto político del Movimiento Al Socialismo, y para sepultar a los liderazgos de oposición que no han tenido la capacidad de construir alternativas políticas con visión y proyección nacionales.

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