La lista de los candidatos a asambleístas podrá ser interpretada como una declaración de intenciones del frente o partido que los postule
La atención de gran parte del país, a partir de hoy y durante los próximos días, estará sin duda concentrada en las listas de candidatos a senadores y diputados a la Asamblea Legislativa Plurinacional. Será la primera prueba para las fórmulas contendientes, pues el rol que les espera a los futuros legisladores es tan o más importante que el de los binomios que encabezan las listas.
En ese contexto, cada nombre que figure en las “franjas de seguridad” será todo un mensaje al país. Los antecedentes de cada candidato, y ahora más que nunca de cada candidata, podrán interpretarse como una declaración de intenciones del frente o partido que los postule.
En el caso del Movimiento al Socialismo, las características individuales de sus candidatos, sin dejar de ser importantes, pueden ser consideradas secundarias porque quienes acepten incorporarse a su futura bancada de legisladores lo hacen con un plan de acción previamente definido con toda claridad. Ya saben qué tienen que hacer y cómo hacerlo. Su tarea consistirá en poner en plena vigencia la nueva Constitución Política del Estado mediante la aprobación de las leyes necesarias para su aplicación.
Para las fórmulas de la oposición, en cambio, el panorama no es nada claro. Hasta ahora no han presentado al país una propuesta sobre lo que se proponen hacer con la Constitución Política ahora vigente, lo que deja un margen excesivamente amplio para que cada asambleísta, en el futuro, actúe según su propio criterio.
Tal falta de definiciones sobre el tema fundamental, el único que está realmente en juego, es sin duda el punto más débil de las fórmulas opositoras. Al no haber una propuesta que sirva como elemento aglutinador de las futuras bancadas, es enorme el riesgo de que la suma de votos y de legisladores no se plasme en una acción común cuando llegue el momento de elaborar, apoyar o rechazar cada una de las muchas leyes cuyo tratamiento los espera.
Una clara muestra de lo que eso puede significar la dio Podemos durante los últimos años. Esa agrupación nunca logró mantener la cohesión interna en sus propias filas, lo que dio lugar a una dispersión de voluntades y ésta, a su vez, esterilizó completamente su labor parlamentaria. La falta de ideas rectoras fue una falencia que nunca logró superar, lo que arrojó los resultados ya conocidos.
Dadas las características de la “hipercoalición” que se proponen ocupar el lugar que dejó Podemos, es muy grande el riesgo de que esa experiencia se repita. Por eso, las cualidades y defectos, ideas, visiones e intereses individuales de cada postulante del frente opositor darán la pauta de lo que se puede y lo que no se puede esperar de quienes tendrán en sus manos la construcción del andamiaje legal que regirá los destinos del país durante los próximos años.
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