Paradójicamente, ha sido una de las más destacadas líderes del MAS la que ha propuesto que las mujeres cedan sus espacios a los varones
Cuando ya sólo quedan tres semanas para que se cumpla el plazo que el cronograma electoral establece para la inscripción de los candidatos a la presidencia, vicepresidencia, diputados y senadores, han comenzado a salir a la luz las dificultades que la elaboración de las listas plantea a las organizaciones políticas que se proponen participar en la lid de diciembre próximo.
Tales dificultades afectan tanto a la fórmula del oficialismo como a las muchas en las que se dispersan los esfuerzos de la oposición. Hay, sin embargo, una enorme diferencia entre lo que ocurre en las filas del MAS, que ya está dando los toques finales a sus listas, y lo que mantiene a la oposición sin poder conjurar las pugnas internas que la tienen dividida.
En la oposición, a las enormes dificultades que plantea la abundancia de candidatos a la presidencia se suma la proliferación de aspirantes a un curul parlamentario. Son tantas y tan desmedidas las ambiciones personales que están en juego, que son sin duda un obstáculo para la unidad aún mayor que las aspiraciones de quienes pretenden encabezar las fórmulas que están en gestación.
En las filas del MAS, por su parte, pese a la enorme ventaja que le lleva a la oposición en éste como en otros aspectos de la carrera electoral, las dificultades no son menores. Una muestra de lo anterior es la pugna que se ha desatado pero no entre fracciones dividas por discrepancias políticas o ideológicas, sino por algo más práctico y concreto: las cuotas de género.
Es que según lo establecido por el artículo 9 de la Ley de Régimen Electoral Transitorio, “Las listas de candidatas y candidatos (…) deberán respetar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres”. Y eso no gusta nada a los varones del MAS que se niegan a compartir con las mujeres la oportunidad de ser protagonistas, desde la “Asamblea Plurinacional”, del “proceso de cambio”.
Paradójicamente, ha sido una de las más destacadas líderes femeninas del MAS la que ha propuesto que las mujeres cedan voluntariamente sus espacios políticos a candidatos varones “porque se sienten poco preparadas”. “Los espacios (para candidatos) nos tienen que buscar a las mujeres y no las mujeres a esos espacios”, ha dicho, lo que con razón ha desencadenado airadas reacciones de las muchas mujeres que aspiran al cincuenta por ciento de la próxima bancada oficialista.
Como se ve, el MAS está ante una nueva oportunidad para mostrar cuán dispuesto está a llevar sus postulados de las declaraciones líricas a la práctica. Sólo que en este caso, además de la voluntad de sus dirigentes, está de por medio la ley. Y ésta es tan clara al respecto, que será muy difícil que, como en ocasiones anteriores, se recurra a triquiñuelas formales para eludir la obligación de dar a las mujeres tanta participación como a los varones.
Los movimientos feministas que apoyan al MAS tienen ahora la palabra.
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