¿Habrá que esperar que en Bolivia pase lo mismo que en Venezuela para que el tema educativo merezca mayor atención?
Que los procesos políticos que se desarrollan en Venezuela y Bolivia avanzan por líneas paralelas, aunque cada uno de ellos signado por sus propias características, como no podía ser de otro modo, es algo que por lo que evidente que es, ya no merece mayor discusión.
Son tantas las similitudes entre ambos procesos, que hay quienes sostienen con mucha razón que no es posible comprender uno de ellos sin tomar en cuenta los elementos de juicio y las experiencias que aporta el otro.
Las similitudes no se encuentran sólo en los actos de ambos gobiernos. También la oposición en ambos países comparte notables semejanzas. Su dispersión, su incapacidad para articular un proyecto político alternativo unificado es una de ellas. La otra, es que en ambos casos se pierden en detalles banales y pierden de vista lo fundamental. Subestiman los proyectos políticos a los que se enfrentan y se regodean con la idea de que no tienen norte y que por consiguiente se desmoronarán por sí solos.
Sin embargo, la tozuda realidad muestra cada día cuán equivocada está esa percepción. Tanto en Venezuela como en Bolivia el “proceso de cambio” avanza a paso firme sin que la oposición halle la forma de detenerlo y mucho menos de contrarrestarlo.
Durante las últimas horas, dos noticias dan nueva cuenta de las similitudes a las que nos referimos. En Venezuela acaba de ser aprobada la Ley Orgánica de Educación (LOE) mediante la que se consagra al Estado como el gran regente, con capacidad formativa, reguladora y punitiva, de la educación del país. Y en Bolivia, el Ministerio de Educación ha anunciado que hasta fin de mes estará listo el nuevo plan de estudios que comenzará a aplicarse el próximo año.
La reforma educativa venezolana, que como en otros temas está más avanzada que la boliviana, crea la figura del "Estado docente" que le otorga plena potestad al Gobierno para controlar todos los procesos del sistema educativo. Además, se da a los "consejos comunales y demás organizaciones", atribuciones que hasta ahora estaban reservadas a los padres y maestros.
En Bolivia, como ocurría en Venezuela hasta el día previo a la aprobación de la ley, es poco lo que se sabe sobre sus reales alcances. El Ministerio de Educación, sin embargo, ha adelantado ya algunas de las características que tendrá la reforma en curso.
Entre las más recientes novedades anunciadas, además de los profundos cambios en el plan de estudios, se indica que los estudiantes estarán obligados a inscribirse en el centro educativo más cercano a su domicilio y se impondrá un nuevo horario. Los estudiantes deberán pasar clases en la mañana y en la tarde.
La ley de reforma educativa venezolana tomó por sorpresa, como ya es habitual, a la oposición de ese país que ahora sólo atina a reaccionar con lamentos tardíos. ¿Habrá que esperar que en Bolivia pase lo mismo para que el tema merezca mayor atención?
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