lunes, 13 de abril de 2009

Hacia la nueva Universidad

Los docentes que quieran sobrevivir en el nuevo sistema ya saben qué tienen que hacer. Deben elegir entre ser masistas o “fascistas”

Consecuente con el principal objetivo que se propuso alcanzar desde el momento mismo en que se hizo cargo de la conducción del país, que no es otro que el de destruir hasta reducir a escombros la estructura institucional “republicana y colonial” de nuestro país, el gobierno ha decidido dar un nuevo paso en esa dirección. Su nueva víctima será el sistema universitario.

El encargado de hacer el anuncio fue el Ministro de Hidrocarburos. Aparentemente muy orgulloso por los resultados obtenidos en su área, los que se sintetizan en la destrucción de la principal fuente de sustento de la economía nacional, el ministro en cuestión ha decidido desplegar las mismas habilidades para dar las directrices de lo que será el nuevo sistema de educación superior.

En efecto, al inaugurar las tres primeras universidades indígenas de Bolivia el Ministro de Hidrocarburos afirmó que ese acto “marca el fin del sistema universitario público que responde a ‘criterios neoliberales’ (…) para “descolonizar ideológicamente y culturalmente” a los profesionales”.

“Estas universidades indígenas van a sepultar definitivamente al sistema universitario, discriminador, individualista y neoliberal”, ha dicho el Ministro Coca. Los profesionales que salgan del nuevo sistema universitario “deberán acompañar y comprometerse con el proceso de cambio iniciado en el país para que no haya más retrocesos”.

Así, con una elocuencia y franqueza que no deja lugar a interpretaciones ambiguas, se ha iniciado la próxima etapa del proceso de destrucción del Estado nacional. La “revolución cultural” tiene ahora una nueva tarea que cumplir, en la que, obviamente, no tendrán cabida los profesionales “colonizados”, esos que hasta ahora tuvieron a su cargo la formación de las nuevas generaciones.

El perfil de los docentes y estudiantes que el gobierno se propone como ideal a alcanzar está ya definido en sus lineamientos básicos. Deberán ser personas dispuestas a “acompañar y comprometerse con el proceso de cambio”. “Tendrán una ideología y serán operadores del cambio”.

Para avanzar tras ese ideal de nueva educación superior, habrá, por supuesto, que comenzar por destruir el actualmente existente, el “colonialista y neoliberal”. ¿Cómo se lo logrará? Será, un proceso moroso, se entiende, pero ya se ha iniciado. El primer paso, como no es difícil prever, será sin duda asfixiar económicamente a las universidades públicas y someter a reglas cada vez más duras a las privadas.

Los docentes que quieran sobrevivir en el nuevo sistema ya saben qué tienen que hacer. Si no quieren engrosar pronto las filas de los desempleados, deben comenzar a dar claras muestras de su compromiso con “el proceso de cambio”. Deben elegir entre ser masistas o “fascistas”.

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