miércoles, 29 de abril de 2009

La democracia abandonada

El sistema democrático está quedando abandonado por la inexistencia de una oposición democrática capaz de asumir su rol

Mientras la atención de todo el país se concentra en el tema del terrorismo tratando de discernir entre los elementos de ficción y realidad que éste tiene, no hay quién se ocupe del proceso que nos debe conducir a las elecciones de diciembre.

La Corte Nacional Electoral, ante la indiferencia colectiva, hace cuanto puede para llevar a cabo la enorme tarea que se le ha asignado. Y lo hace en condiciones sumamente adversas pues, como se sabe, ni siquiera cuenta con el número de vocales necesario para su labor se desarrolle con la eficiencia que sería de esperar.

Pese a ello, ha citado a las organizaciones políticas con personería jurídica para que cumplan con la obligación que tienen de hacer el seguimiento técnico a la conformación e implementación del padrón electoral biométrico y otros aspectos relativos a los procesos electorales de diciembre. Ha solicitado además que el Congreso Nacional conforme una comisión de alto nivel, pero los parlamentarios prefieren disputarse el rol de sabuesos a la caza de terroristas.

La convocatoria de la CNE está especialmente dirigida a los partidos políticos. Y ahí es donde se presenta el primer problema pues, con excepción del MAS, no hay en Bolivia partidos capaces de participar activa y eficazmente en el proceso, lo que dice mucho de la salud de nuestra institucionalidad democrática.

De los partidos con personería vigente, que son trece, (MAS, MSM, MNR, ADN, UCS, PDC, FRI, UN, AS, Muspa, BSD, PPB y Pulso), y las dos agrupaciones ciudadanas (Alianza Siglo XXI y CN), la inmensa mayoría no son más que cascarones vacíos, siglas sin ningún contenido.

Además de ellos, hay cuatro cuya personería está en trámite: Nueva Alianza Plurinacional Occidente y Oriente (Apoyo), Movimiento de Izquierda Nueva Social Democrática (MIR-Nueva SD); Movimiento de la Mayoría Silenciosa (M-SI), y Partido Verde de Bolivia (PVB). Nada indica que alguno de ellos esté a la altura de los retos que plantea la confrontación democrática.

Para colmo, ninguna de las fracciones en que se dividió la que era la principal fuerza de la oposición, Podemos, tiene personería vigente. Es decir, está inhabilitada para ser protagonista del proceso de vigilancia y control del proceso pre electoral, a no ser que se presten una sigla en desuso.

El sistema democrático está quedando sin bases que lo sustenten. No existe una oposición democrática digna de tal nombre y el tiempo corre en contra de la posibilidad de que tan grande vacío sea llenado.

Así, mientras la democracia languidece víctima de la ineptitud de quienes tendrían que ser sus protagonistas, el terreno queda despejado para la violencia, la arbitrariedad y la ilegalidad. En tales condiciones, los previsibles quejidos lastimeros de la oposición, cuando vuelva a fracasar, no merecerán ser atendidos.

No hay comentarios: