martes, 28 de abril de 2009

Padrón biométrico e identidad ciudadana

La propuesta de fusionar el Padrón Biométrico con una refundación del Servicio Nacional de Identificación merece ser apoyada por todos

El presidente de lo que fue la Corte Nacional Electoral, hoy Órgano Electoral, ha hecho una propuesta que bien merece ser tomada en cuenta y respaldada con todo vigor. Se trata de que el Padrón Biométrico que será construido para las elecciones generales del 6 de diciembre, sea al mismo tiempo la base de datos de un nuevo Servicio Nacional de Identificación, que remplace el obsoleto y corrompido sistema de identificación personal.

Es muy oportuna la propuesta, pues si algo equivocado hubo en la manera como durante los últimos meses fue abordado el tema de las sospechas de fraude es que la atención se dirigió a una de las consecuencias, y no a la causa, de la poca credibilidad que merece el actual padrón electoral.

El tema es, como lo saben quienes se preocupan por él más allá de las mezquindades de la pugna política cotidiana, algo que merece ser tratado con más seriedad, sin atribuirlo a la buena o mala voluntad de quien circunstancialmente preside el Órgano Electoral.

La verdadera dimensión del problema es tan grande que hace ya más de veinte años, a fines de los años 80, expertos en el tema vieron con alarma lo mal que estaba y --sigue estando— el sistema boliviano de registro civil e identificación personal. Por eso recomendaron hacer algo radical al respecto y países amigos, como España, y el Banco Interamericano de Desarrollo contribuyeron con multimillonarios financiamientos a diversos programas de modernización. Así se implementó el Registro Único Nacional, primero, y el Registro de Identificación Nacional, después.

El primero de ellos, el RUN, fue ejecutado durante el gobierno de Jaime Paz Zamora. Desgraciadamente, el MIR lo vio como una oportunidad para sacarle rédito electoral y lo desvirtuó de tal modo el gobierno del MNR, a partir de 1993, propuso hacer todo de nuevo e incurrió en la misma tentación ante los comicios de 1997. Durante el gobierno de Banzer, ADN siguió los pasos de sus antecesores. Le cambio el nombre a Registro de Identificación Nacional (RIN) y lo convirtió en un cadáver tan putrefacto como el viejo sistema de identificación que se tenía que remplazar.

Así, entre las muchas culpas que pesan sobre las espaldas de los tres principales partidos políticos que gobernaron Bolivia durante los últimos 25 años, la inexistencia de un sistema confiable de identificación personal es una de las mayores. Resulta por eso tan injusto como absurdo que ese tema sea hoy utilizado como pretexto para que sus herederos justifiquen sus fracasos en las lides democráticas.

Es verdad que, como antes lo hizo el MIR, primero, y el MNR y ADN después, es grande el riesgo de que el MAS pretenda poner el nuevo sistema a su servicio. Pero es un riesgo que bien vale la pena correr pues la otra alternativa, seguir como hasta ahora, es muchísimo peor.

No hay comentarios: