martes, 21 de abril de 2009

Urgente intervención externa

Siendo tantas las dudas y suspicacias, la intervención de organismos internacionales especializados es, sin duda, la mejor opción


En medio de la enorme confusión y del mar de dudas y suspicacias que rodean el caso de la supuesta banda de terroristas que según el gobierno fue identificada por los servicios de inteligencia del Estado, hay algunos elementos de juicio que están más allá de toda incertidumbre.

Uno de ellos, el principal, es que estamos ante un caso cuya gravedad no puede ser minimizada por nadie. Sea cual fuere el verdadero trasfondo del asunto, nada de lo que sin duda saldrá a luz durante los próximos días podrá atenuar el hecho de que estamos ante un reto que debe unir en una reacción de repudio compartido a todos los bolivianos.

El terrorismo, sea cual fuere la causa en cuyo nombre actúe, obliga a llevar a un plano secundario cualquier diferencia ideológica que separe a quienes desde diferentes posiciones políticas valoran por sobre todas las cosas la necesidad de preservar la convivencia pacífica y civilizada.

Tanto en las filas del oficialismo como en las de la oposición hay quienes no están dispuestos a permitir que las pugnas políticas salgan de los límites impuestos por la legalidad democrática. Y también, desgraciadamente, hay en ambos polos quienes desprecian esos límites y se adhieren a la posibilidad de que las luchas se lleven al escenario de la violencia.

Por ello, un primer punto de coincidencia ante el fenómeno que nos ocupa debe ser reforzar los puntos de coincidencia entre quienes en uno y otro lado ponen en un lugar privilegiado de su escala de valores el rechazo a cualquier forma de violencia.

Un segundo factor que está claro es que estamos ante un hecho cuya importancia que trasciende los límites de la política interna. Al estar involucrados ciudadanos extranjeros vinculados con organizaciones de alcance internacional, resulta necesario que en las investigaciones se involucren organismos especializados en la lucha contra el terrorismo también de carácter internacional.

Un primer paso en esa dirección ha sido dado por el Presidente Evo Morales. Ha sido él quien ha propuesto esa vía y esa iniciativa debe ser respaldada por la oposición democrática, esa que tiene, además, la obligación de deslindar cualquier posible vínculo con quienes se muestren proclives a justificar cualquier acto delictivo.

Siendo tantas las dudas que se ciernen sobre la manera como el gobierno ha encarado el asunto, y tan grande la demanda de la ciudadanía de que se actúe con un máximo de transparencia y objetividad, la intervención de organismos internacionales especializados es, sin duda, la mejor opción. De otro modo, el riesgo de que el escenario democrático en el que tantas esperanzas aún se depositan resulte desplazado por una exacerbación de la beligerancia, será demasiado alto. Y eso es algo que no nos podemos permitir.

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