viernes, 22 de mayo de 2009

Bolivia, entre EE.UU. e Irán

No es un pequeño detalle que Thomas Shannon haya sido precedido por un grupo de parlamentarios enviados por Mahmud Ahmadinejad


Días de muy intensa actividad diplomática han sido los de la semana que concluye. Con muy pocas horas de diferencia, el Presidente Evo Morales ha recibido a representantes de Irán y Estados Unidos, en ese orden, lo que se constituye en un hecho cuyo valor simbólico trasciende los límites de las relaciones bilaterales entre Bolivia y ambos países.

En el ámbito diplomático, donde los expresiones simbólicas son tan o más importantes que las palabras, no es un pequeño detalle que Thomas Shannon haya sido precedido por un grupo de parlamentarios enviados por Mahmud Ahmadinejad. Más aún cuando casi simultáneamente Irán puso a prueba un nuevo misil capaz de hacer blanco en Israel.

Que tales coincidencias se hayan producido en nuestro país dice mucho del nuevo contexto político internacional y del lugar que Bolivia ocupa en él. Es algo que hace sólo unos meses no habría sido posible siquiera imaginar, lo que da cuenta de los profundos cambios que se están produciendo a nuestro alrededor.

Tan elocuente como lo anterior es el tono cordial, amistoso incluso, que caracterizó al primer encuentro entre el jefe de la diplomacia estadounidense para América Latina y el gobierno boliviano, lo que permite suponer que ambas partes están dispuestas a allanar el camino hacia una recomposición de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Por lo que se sabe, que sin duda no es todo lo que está en la mesa de las negociaciones, son cuatro los ejes del Convenio Marco de Relaciones Bilaterales que ha propuesto Bolivia: 1) El Diálogo Político sobre la base de 10 principios centrales entre los cuales destaca el irrestricto respeto a la soberanía, integridad territorial y la no injerencia en asuntos internos. 2) La cooperación "de Estado a Estado que no persiga apoyar a la oposición”; 3) La responsabilidad compartida en la lucha contra el narcotráfico, y 4) El fortalecimiento del comercio boliviano, en especial de los bienes que tiene más valor agregado a través de tratamientos que tomen las asimetrías existentes entre nuestros países.

Si esas fueran todas las condiciones que pone el gobierno boliviano, seguramente EE.UU. no tendría muchas dificultades para aceptarlas. Sin embargo, se puede suponer que no son los expuestos los temas más espinosos sino que hay otros que para ser resueltos requerirán muchos esfuerzos adicionales. Y precisamente los vínculos del régimen boliviano con el iraní será sin duda uno de ellos.

Se puede suponer que es mucho lo que aún no se sabe sobre lo que se negocia entre bambalinas. Pero sí podemos estar seguros de que habrá muchos cambios en los términos en que se entablen las nuevas relaciones entre EE.UU. y Bolivia. Y tanto allá como acá habrá quienes tengan muchas dificultades para adaptarse a las nuevas circunstancias.

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