martes, 19 de mayo de 2009

Juicio de Responsabilidades

Es mucho lo que se debe aclarar. En lo más inmediato, lo más `básico y elemental: ¿Por qué se excluyó del juicio a una de las partes?

Seis años después de haberse iniciado el proceso que condujo al colapso del modelo económico y del sistema de partidos que estuvo vigente durante diez años en nuestro país, se ha iniciado en Sucre el juicio de responsabilidades contra algunos de los principales protagonistas de los hechos de octubre de 2003.

Decimos algunos, porque no están todos los que deberían compartir el banquillo de los acusados. Está siendo juzgada una de las partes involucradas pero no la que provocó los enfrentamientos y creó las condiciones para que tan sangriento desenlace se produzca.

Ese sólo hecho, que no es un pequeño detalle, es suficiente para que el caso merezca ser juzgado en dos escenarios: el de los estrados judiciales, que es el que ha ingresado a su etapa decisiva, y el de la historia que está todavía lejos de llevarse a cabo.

No es mucho lo que el primero de ellos se puede decir. Es que por las circunstancias en que se realiza resulta evidente que no serán las leyes, las reglas propias de un Estado de Derecho las que lo mantengan dentro los marcos de una justicia bien entendida. Una Corte Suprema prácticamente devastada por la eficiencia con que el gobierno del MAS socavó sus bases, la injerencia de múltiples formas de presión y la ausencia de los principales inculpados son factores que impiden creer que el asunto pueda ser resuelto en términos de justicia y legalidad.

El otro escenario, el del juicio de la historia, está también lejos llevar al esclarecimiento de los hechos, a la justa distribución de responsabilidades y lo que es más importante, a la comprensión de los factores económicos, políticos y sociales que más allá de las personas, dieron lugar a los acontecimientos que deben ser juzgados.

Es mucho lo que al respecto se debe aclarar. En lo más inmediato, lo más `básico y elemental: ¿Por qué se excluyó del juicio a una de las partes? ¿En virtud a qué atribuciones el ex Presidente Carlos Mesa se dio la libertad de amnistiar a quienes promovieron los enfrentamientos de febrero y octubre de 2003, siendo tan evidente que su responsabilidad no es menor que la de quienes con él gobernaban?

Esos, entre otros, son algunos de los motivos que llevan a ver con escepticismo el juicio que ayer se inició. No se puede esperar que se haga justicia cuando una de las partes está ausente amparada por las arbitrariedades que permite el abuso del poder y la otra porque se niega a asumir su defensa no sólo en los estrados judiciales sino ante los ojos de la historia.

La deserción de los acusados, que durante los últimos años nada hicieron por defender sus actos en el plano de las ideas, los ha puesto a en una difícil situación pues su silencio no contribuye a equilibrar una balanza que en la percepción colectiva se inclina en su contra. Grave error, pues si no son ellos mismos… ¿quién podrá asumir su defensa?

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