viernes, 16 de octubre de 2009

Censo urgente

Si tenemos recursos para consultas populares por todo y por nada, ¿por qué no podemos disponer de una parte para un dato que es imprescindible en la planificación de nuestro desarrollo?

El registro en el padrón biométrico cerró esta madrugada con un balance más que positivo: todo cálculo previo fue rebasado pues se llegó a la impensada cifra de 4,8 millones de inscritos. Semejante éxito amerita nuevos desafíos

En teoría, un padrón electoral aglutina a las personas en edad de votar. Tomando en cuenta que la edad mínima para el sufragio y el ejercicio de la ciudadanía es 18 años, se supone que en el registro están las personas que tienen esa edad o más.

Según los datos, todavía preliminares, de la Corte Nacional Electoral, unas 4,8 millones de personas se inscribieron en el nuevo padrón, cuya principal característica es que registra datos biométricos; es decir, firma, fotografía y, especialmente, las huellas dactilares de los inscritos.

Manejando simplemente esos resultados, habría que decir que el padrón biométrico nos proporciona un dato bastante aproximado de las personas en edad de votar que viven en nuestro país. Si restamos a las aproximadamente 160 mil personas que se registraron en el exterior, tenemos una base de datos nacional de 4,6 millones de ciudadanos que sigue siendo bastante respetable y está muy por encima de las previsiones iniciales.

¿Hay 4,6 millones de personas en edad de votar en Bolivia?

El último Censo Nacional de Población y Vivienda se realizó el año 2001 y, sobre la base de los resultados que arrojó, se estima que la cifra de habitantes de nuestro país subió a 8,2 millones de habitantes hasta 2008.

El dato sobre la población de un país, departamento, municipio o circunscripción no es simplemente estadístico ya que se emplea en la planificación del desarrollo.

Por ello, el 21 de junio de 2000 se promulgó una ley, la 2105, que modificó la Ley de Participación Popular en la parte que corresponde a la planificación y fijó la obligatoriedad de realizar censos de población y vivienda en todos los años terminados en cero. En función a dicha ley, el próximo año tendría que realizarse un censo, pero como este gobierno se ha acostumbrado a atropellar nuestro ordenamiento legal (recordemos que el presidente dijo "yo le meto nomás" porque luego vienen los abogados a arreglar el entuerto), ya se anticipó que el recuento no se realizará.

La imposibilidad de contar con un dato poblacional actualizado evitará un buen trabajo en la planificación del desarrollo. Más aún, los datos que arroja el registro biométrico demuestran que la proyección de 8,2 millones de habitantes para el 2008 está alejada de la realidad. Si los mayores de 18 años son 4,6 millones, ¿a cuántos llegaremos con los menores de esa edad? La proyección, ya sin respaldo científico, de que el país tiene unos diez millones de habitantes es válida estadísticamente, pero no para fines de planificación del desarrollo.

Tras los datos del exitoso registro en el nuevo padrón, no sólo se hace urgente un censo el próximo año, cumpliendo lo dispuesto por la Ley 2105, sino que, siempre en función planificadora, habría que modificarla imponiendo que esos recuentos se realicen cada quinquenio.

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