viernes, 30 de octubre de 2009

La oposición, peor que el oficialismo

Si bien gran parte del pueblo venezolano considera que el gobierno de Chávez es malo, muy malo o pésimo, no cree que sea lo peor. Hay algo peor que el chavismo, y es la oposición

Los resultados de una encuesta recientemente hecha en Venezuela por la empresa Datanálisis, está dando mucho trabajo a los políticos oficialistas y opositores, así como a los observan, analizan y comentan sobre la situación política de ese país.

A primera vista, es al régimen de Hugo Chávez el que más motivos de preocupación tiene, pues el dato más relevante parece ser el vertiginoso descenso de la popularidad del caudillo. Y como si eso fuera poco, otro estudio, elaborado por el Instituto Legatum que midió la riqueza y felicidad en 104 países del mundo, ubicó a Venezuela en la última posición en el hemisferio.

Ambos resultados, que fueron difundidos casi simultáneamente, han puesto con justificada razón en estado de emergencia a los operadores del chavismo pues se suman a muchos otros indicadores que permiten suponer que la “revolución bolivariana” ha ingresado a una fase de declinación que pone en serio riesgo su continuidad en el próximo futuro.

Y como suele ocurrir desde hace más de diez años cada que una encuesta arroja resultados poco satisfactorios para el oficialismo, las muchísimas fracciones en que está dividida la oposición venezolana baten palmas creyendo acerca la hora de su redención.

Sin embargo, una interpretación que vaya más allá de las siempre engañosas apariencias muestra una realidad muy diferente. Es que si bien es cierto que la aceptación de Chávez está en descenso, no menos cierto es que a la oposición le va aún peor. Es que si se suman todas las adhesiones que consiguen los opositores, éstas apenas superan el diez por ciento.

A tal extremo llega el desprestigio de la oposición venezolana que si bien Chávez pasó de tener 31% de intención de voto en septiembre a 17% en octubre, lo que equivale a una disminución de 14 puntos porcentuales, tan menguada cifra bastaría y sobraría para derrotar a todos los candidatos de oposición juntos, si las elecciones se realizaran el próximo domingo.

Si se deja de ver a la oposición como un conjunto, y se observan en detalle los resultados correspondientes a sus principales fracciones, el panorama es aún peor. Es que ninguno de los aspirantes a liderar a las corrientes antichavistas llega siquiera al 4% de las adhesiones.

Que un gobernante latinoamericano vea su popularidad disminuida después de diez años de gestión, no es algo difícil de comprender. Más aún si se trata, como en el caso venezolano, de un régimen que ha hecho estragos en la estructura económica de su país.

No es tan fácil, en cambio, y por ello requiere mayor esfuerzo, comprender lo que ocurre en las filas de una oposición que después de diez años de permanente pelea sólo obtiene tan miserables resultados. Tal fracaso es, no cabe ya duda alguna, tan o más importante para comprender el fenómeno venezolano como lo que hace o deja de hacer el régimen Chávez.

Es que si bien gran parte del pueblo venezolano considera que el gobierno de Chávez es malo, muy malo o pésimo, no cree que sea lo peor. Hay algo peor que el chavismo, y es la oposición. Y no habría que descartar la posibilidad de que algo muy similar esté ocurriendo en Bolivia.

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