Se diría que las banderas blanquiverdes fueron sustituidas por banderas íntegramente blancas. Las banderas de la paz o de la rendición
Una noticia que en Santa Cruz no ha recibido la atención que merece y en el resto del país ha pasado poco menos que desapercibida, es la relativa las decisiones adoptadas en la más reciente Asamblea de la “Cruceñidad”. El asunto es importante porque marca el inicio del que sin duda será un largo proceso que esa región deberá seguir si quiere recuperarse de las contundentes derrotas que le fueron asestadas por el oficialismo durante los últimos meses.
El rumbo que tome y las formas de acción que elija el Comité Cívico cruceño serán factores que influirán mucho en el futuro inmediato de la actividad política nacional. Es que pese a lo deteriorada que quedó la oposición cívico regional no deja de ser un actor protagónico con suficiente fuerza para que cuanto haga o deje de hacer deba ser tomado muy en cuenta por quienes pretenden influir de algún modo en el futuro inmediato de nuestro país.
En ese contexto lo más relevante resulta ser la forma y el tono con que se deliberó. Según coinciden los reportes de prensa al respecto, fue notable la diferencia en comparación con anteriores asambleas de la “cruceñidad”. Esta vez predominaron los discursos calmos y reflexivos sobre los radicales y los discursos belicosos fueron desplazados por los dichos en tono concertador.
Tan elocuente como lo anterior fue la ausencia de los principales dirigentes regionales que comandaron las luchas durante el año pasado. Es comprensible, pues los fracasos a los que fue conducida por sus líderes la oposición cívica cruceña dieron lugar a pugnas internas y éstas ponían en riesgo la unidad de las principales instituciones de Santa Cruz. Razón más que suficiente para que los derrotados se replieguen y dejen su lugar a nuevos liderazgos, por ahora en estado embrionario.
En lo que al fondo se refiere, se destaca la adopción de una actitud defensiva. La máxima prioridad ahora es armar una línea de defensa legal para proteger a las personas que consideren que sus derechos fundamentales están siendo violados. Se decidió hacer de los estrados judiciales el principal, si no único campo de batalla, y convocar a una marcha ‘por la justicia, la libertad y la democracia’ para el 15 de julio. De autonomía, ya ni hablar. Se diría que las banderas blanquiverdes fueron sustituidas por banderas íntegramente blancas. Las banderas de la paz o de la rendición.
Como se ve, nada que se parezca a lo que se podía esperar hace un año, cuando el Comité pro Santa Cruz obtenía un triunfo tras otro y parecía consolidarse como el núcleo de oposición. Un drástico cambio que hasta ahora no ha recibido la atención que merece de quienes se proponen describir, interpretar y comprender cuanto está ocurriendo en nuestro país.
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