Abundan los motivos para dudar de la sinceridad con que unos y otros expresan sus deseos de que el empadronamiento se realice exitosamente
Dando una muy elocuente prueba de lo importantes que son las instituciones independientes del poder político para la preservación de un sistema democrático, el “Órgano Electoral Plurinacional”, la antigua Corte Nacional Electoral, ha salido al paso de las pretensiones gubernamentales de echar por tierra la construcción del Patrón Biométrico, con lo que además de haber impedido otro triunfo político del MAS ha mantenido viva la confianza del país en su idoneidad.
Ha sido muy oportuna la firmeza con la que los vocales se han opuesto al propósito oficialista, pues si el asunto quedaba en manos de las bancadas opositoras en el Congreso Nacional, hubiera sido inevitable que se aseste un nuevo golpe a la ya tan debilitada democracia boliviana.
El asunto, sin embargo, no ha quedado del todo resuelto. Lo que se ha abierto es sólo una tregua cuya fecha de expiración ya ha sido fijada. Es el 23 de agosto, cuando se evaluará el avance del proceso de empadronamiento. Y la amenaza se mantiene en pie. Si hasta esa fecha no se constata que el registro biométrico puede ser concluido exitosamente se volverá a poner en duda la realización de unas elecciones que merezcan la confianza colectiva.
No es pues nada fácil la posición en que se ha puesto al Órgano Electoral. Muy por el contrario, y a pesar de las ya comprobadas buenas intenciones de quienes conforman tal institución, son muchas las dudas que todavía existen sobre la posibilidad de que el empadronamiento avance según el cronograma fijado. Y mayores aún son las razones para temer que, aunque eso ocurriese, no sea suficiente para garantizar la transparencia que se espera.
Los motivos para las dudas son muchos. Los pobres resultados que hasta ahora ha arrojado la aplicación del sistema de registro biométrico para el control del pago de la renta de vejez, el que funciona con un margen muy alto de error, hacen temer que algo similar ocurra cuando se ponga a prueba el nuevo sistema. Experiencias de otros países también permiten prever que es muy grande la posibilidad de que llegado el momento, el nuevo padrón no funcione como se espera.
A las dificultades técnicas se suman las políticas. Es que abundan los motivos para dudar de la sinceridad con que tanto el oficialismo como las múltiples fracciones de la oposición declaran su predisposición a participar en las elecciones de diciembre con un nuevo padrón. El oficialismo, por razones ya conocidas; y la oposición, porque al no haber logrado organizarse adecuadamente puede caer en la tentación de buscar una postergación del acto electoral.
Así, todo parece indicar que en el fondo, nadie quiere en verdad que el proceso avance exitosamente. Lo que hace temer que dentro de un mes estemos en la misma incertidumbre, con la agravante de que el tiempo para enmendar errores estará ya prácticamente agotado.
¿Un Plan Cóndor chavista? (Stanislav Sousek Gumucio)
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