Tan importante como criticar los errores y defectos de nuestros líderes es destacar sus aciertos, aunque éstos sean excepcionales
Entre las muchas críticas que con razón se suelen hacer a los aspirantes a candidatos de la oposición para las próximas elecciones generales hay una que es probablemente la más importante aunque no la que más atención recibe. Se trata de la ausencia de un ideario, de propuestas, planes y programas alternativos a los que en abundancia tiene la fórmula oficialista.
En medio de tan gran vacío hay, sin embargo, una excepción. Y merece ser destacada porque para que las ideas reciban la atención que les corresponde es imprescindible que los medios de comunicación, y a través de ellos la opinión pública, exijan a quienes pretenden gobernar el país algo más que una vocación de caudillos.
La excepción a la que nos referimos es la campaña “Pongamos a Bolivia a Trabajar” que desde hace ya varios meses realiza Samuel Doria Medina para elaborar, con la participación de diversos grupos de ciudadanos involucrados en actividades productivas, una proyecto de futuro basado en el espíritu emprendedor de la gente.
Muchas cosas se le pueden criticar al jefe de Unidad Nacional. El que después de tanto tiempo dedicado a la actividad política no haya logrado construir una estructura orgánica sólida es una de ellas. Es tan grave esa falencia, que limita enormemente sus posibilidades de éxito.
Pero tan importante como criticar los errores y defectos de nuestros líderes es destacar sus aciertos. Y al hacerlo, no puede dejar de destacarse lo meritorio que es ir más allá de las consabidas críticas al régimen gobernante para complementarlas con una propuesta alternativa.
Tal manera de encarar la pugna por hacerse merecedor de la confianza y el apoyo de quienes esperan un buen liderazgo opositor ya le ha dado buenos réditos al empresario paceño. Como lo indican las encuestas sobre la aceptación de los diferentes aspirantes a candidatos, ha logrado ubicarse como entre los favoritos. Ha logrado articular un mensaje que por lo que se ve es muy bien acogido por la ciudadanía y eso, en un ambiente caracterizado por la pobreza del debate ideológico, es algo digno de resaltar.
Es de esperar, por eso, que los otros aspirantes a candidatos no esperen mucho tiempo antes de hacer algo similar. Como ya se ha visto, ninguno de ellos puede contar con su imagen personal como elemento aglutinador de la oposición, por lo que resulta imprescindible que la competencia tenga en las ideas y propuestas el elemento principal.
Mientras tanto, aunque el jefe de Unidad Nacional no lograra encabezar una fórmula capaz de asumir el reto que le espera debido a las limitaciones mencionadas, sí se puede afirmar que ya se ha ganado un lugar privilegiado en escenario político del próximo futuro. Ojalá que el capital político así acumulado sea puesto al servicio de una causa superior y no de intereses personales.
¿Un Plan Cóndor chavista? (Stanislav Sousek Gumucio)
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