jueves, 30 de julio de 2009

La expulsión de nuestros héroes

De lo que se trata es de matar a unos héroes para dar vida a otros, los que representan sólo a los indígenas. Los demás, están de más

Después de haber logrado exitosamente expulsar de las páginas de la historia de las luchas por la independencia a los protomártires chuquisaqueños, el pasado 25 de mayo, y de haber intentado hacer lo mismo, aunque sin tanto éxito, con Pedro Domingo Murillo y quienes con él fueron protagonistas de la insurrección paceña, el 16 de julio, el gobierno ha anunciado cuál será el siguiente paso que dará en el proceso de “descolonización”. Será la expulsión, de los billetes y monedas, de todos los mestizos y criollos para sustituirlos por héroes indígenas.
La instrucción ya ha sido impartida al Banco Central. El ente emisor tiene ahora la misión de hacer imprimir nuevos billetes y acuñar monedas con los rostros de Tupak Katari, Bartolina Sisa, Zarate Willca, Apihuayqui Tumpay y otros líderes indígenas que serán convocados para ocupar el lugar que hasta ahora ocuparon personajes involucrados en la construcción de la ex República de Bolivia.
Además de los héroes indígenas, en los nuevos billetes no deberá aparecer ninguna imagen que se pueda asociar con el pasado republicano, sino los sitios naturales que supuestamente tienen un carácter sagrado para los pueblos indígenas. Y por supuesto, la hoja de coca tendrá un lugar privilegiado.
Otra característica de los nuevos billetes y monedas será, según el proyecto, que en ellos no figure la palabra “república”, de la que se ha hecho todo un símbolo de esos 184 años que se pretenden erradicar de la memoria colectiva. Deberá quedar claro que el dinero es del “Estado Plurinacional”.
A primera vista, puede parecer poco cuestionable la idea de que los líderes indígenas sean incorporados, como un acto de justicia histórica, no sólo en los billetes y monedas sino en todo lo relacionado con una visión más completa de la historia de nuestro país. Es innegable que muchos personajes indígenas no recibieron el lugar que merecían en la historia oficial, y está muy bien que se repare esa injusta exclusión.
Nada habría que objetar, por eso, si la propuesta gubernamental consistiera en complementar la galería de nuestros héroes incluyendo a los hasta ahora excluidos. Lamentablemente no es ese el caso, pues lo que se propone no es incorporarlos “además de” sino “en vez de”. Es decir, lo que se propone es excluir a unos para incluir a otros. Matar los símbolos con los que hasta ahora nos identificamos para dar vida a los nuevos, los que representan sólo a los “indígena originario campesinos”. Los demás, están de más.
De lo que se trata este afán de reescribir la historia y reinventar sus símbolos es algo que el actual Vicepresidente lo ha expuesto claramente en más de una oportunidad. Se trata de “quitarles el alma” a las clases medias, a los “q’aras”, a los “blancoides”. Toda una “revolución cultural” ante la que empalidece la experiencia de la China maoísta.

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